Armando Monroy, miembro del equipo de fotógrafos de la agencia
dirigida por Pedro Valtierra tomó esta imagen ayer, en la colonia División del Norte, en Ecatepec.
▶ Un cuerpo que no fue
identificado como hombre o mujer, aunque a un escaneo rápido podría decir que es hombre.
Está envuelto en una
colcha, se le ven sus calcetines blancos, y su cabeza está tapada con una bolsa negra.
El fotoperiodismo es un testimonio
visual de lo que acontece allá afuera, y quienes fotografían nota roja o en la vida diaria, este tipo de imágenes, hacen de una escena cruda, un documento visual que se suma a la situación actual de una ciudad o de un país.
Es decir, el fotoperiodismo es documentar lo que va pasando y el fotógrafo de prensa el informante visual.
Un cuerpo en medio de un baldío, un total desconocido que quién sabe qué calvario ha de haber pasado antes de terminar allí expuesto ante los ojos de todos.
¿Cómo te detienes a querer componer visualmente una escena despiadada, donde alguien tuvo el coraje
o la cobardía de tirar ese ser humano después de haberlo matado?
Podría aventarme a decirles que es
la experiencia en el campo, en este trabajo diario que es fotografiar lo que sea noticia y en nuestro país, lamentablemente el mundo no es color de rosa.
Esta imagen me llevó a recordar el
trabajo de Fernando Brito, aquél con el que se llevó múltiples premios como el World Press Photo, el WPO de Sony o la Bienal del Centro de la Imagen con su trabajo “Tus pasos se perdieron en el paisaje” donde aparecían cuerpos como este, allí abandonados en medio de la nada, en paisajes desolados,
▶ Ver cadáveres y
convertirlos en el paisaje de aquél tiempo, donde Brito era editor del periódico El Debate y decidió documentar con miras a hacer un proyecto completo, el día a día que vivían en la guerra contra las drogas.
Hacer de una problemática social,
un proyecto atractivo, no es nada fácil. Esta foto, no ganaría ningún concurso, no se llevaría ningún premio por estética o por tema; sin embargo, Monroy fue a hacer su trabajo y es lo que vemos hoy, de lo contrario, no lo hubiéramos imaginado nunca.
Pero así se ve un cuerpo tirado en
medio de la nada, inflado, doblado, envuelto en alguna cobija que un día le dio calor a alguien.
Y también me lleva a la reflexión
de querer saber ¿en dónde estamos? ¿cómo es que todos los días hay una decena de imágenes de muertos?
Ustedes quizá no las ven, porque
no tienen acceso a la agencia o porque no les gusta ver este tipo de noticias, pero cada día hay más. Cada que entro a buscar el trabajo de los fotoperiodistas mexicanos, me encuentro con más sangre, con más cuerpos baleados, ensangrentados y tirados en el piso.
Ser fotoperiodista en estos días es
acostumbrarse a esto, a esperar que en una de las órdenes diarias te toque ser testigo de una escena así.
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