Para un gran reportero y amigo, Carlos Jiménez,
con mi solidaridad
Cada vez que una aeronave despega o aterriza en la terminal aérea de la Ciudad de México, los usuarios pagan la tarifa de uso de Aeropuerto (TUA).
Por cada vuelo nacional, el pasajero
eroga 23.80 dólares; si el traslado es internacional, el costo aumenta a 45.20 dólares; esta tarifa es la segunda más cara en el mundo, después de la terminal de Heathrow, en Londres.
En todos los aeropuertos la finalidad de la cuota es el
mantenimiento y la ampliación de las terminales, pero no ocurrirá así en la capital del país, pues los recursos que se obtengan por ese concepto durante los próximos 19 años servirán para liquidar la deuda que dejo la cancelación del proyecto de Texcoco. La pregunta es ¿Cómo se garantizará el mantenimiento oportuno y constante de obras para mantener a la terminal aérea con la calidad requerida para ofrecer seguridad a los millones de usuarios que cada año utilizan sus instalaciones?
La terminal presenta una saturación muy lamentable, tediosa, cansada en llegadas y salidas, con una
pésima imagen para los visitantes extranjeros. Una saturación desde hace varios años.
En 2014 la autoridad aeronáutica fijó un límite
de 61 operaciones por hora con un máximo de 40 llegadas, pero a pesar de eso en 2018 movió casi 48 millones de pasajeros, muy arriba de la cifra de 32 millones para lo cual estaba inicialmente diseñada.
Los recursos de la TUA están etiquetados para asignarse al pago de inversionistas que habían adquirido
bonos para la construcción de la terminal en Texcoco por lo tanto, la infraestructura que se necesite tendrá que venir principalmente del presupuesto federal. El elevado costo del capricho de la cancelación del proyecto de Texcoco, además de una carga financiera para las finanzas públicas, se vuelve un freno para realizar mejoras en el aeropuerto capitalino. Según el plan de Gobierno federal, las operaciones en la terminal de la ciudad se mantendrán sin cambios.
Están aferrados, no escuchan y no oyen. Lo oneroso
de la cancelación y la cancelación también de oportunidades por esos motivos es lo que entre otros factores ha llevado a calificadoras internacionales a alertar de los riesgos para la economía.
El constante mantenimiento que demanda el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México es
obligatorio ante sus niveles de saturación, pero sin recursos inmediatos para este fin, la incomodidad, y los retrasos aumentan considerablemente siempre, lo que eventualmente puede alejar a los pasajeros internacionales. En este tema y en muchos otros no veo la luz, no hay capacidad, no hay congruencia, el deterioro nacional parece imparable, hay mucha incertidumbre confusión y miedo.
•Periodista y escritor.
@pagessiempre