En el boxeo se dan accidentes que incluso se llegan a manifestar en tres rounds, esto en el amateur, no necesariamente se manifiestan a 12 como en la actualidad o a 15 episodios como era antes en el formato profesional. Afortunadamente o desgraciadamente, dependiendo de cómo lo tomemos en aquel 1980, fue una pelea a 15 asaltos y desgraciadamente terminó en el 12 porque hubo golpes muy dañinos que afectaron a Johnny Owen, un nocaut que dio alegría y tristeza.
Cuando está uno en ese trance de una gran oportunidad como lo es un campeonato del mundo, no importa dejar la vida porque a final de cuentas cuando se consigue el triunfo, tu vida cambia en todos los aspectos y te subes con determinación al cuadrilátero porque vale la pena. Te preparas y te concentras al cien porciento en ese compromiso porque es la oportunidad que siempre has esperado.
Cuando eres campeón del mundo de ganar 10 mil como retador, te llevas 100 mil pesos como ganador, entonces hay un gran margen de diferencia que es el riesgo que a final de cuentas debes prepararte para subir a un cuadrilátero, el chiste siempre es conseguir el objetivo.
En este deporte la mentalidad juega un papel muy importante, cuando supe de la noticia de Johnny, fue difícil saber que en tus manos queda la vida de un ser humano cuando no tienes la intención, no tienes la preparación mental ni la idea de que eso pasaría y te pega, debes vivir con eso el resto de tu vida. Soy honesto, para mí fue muy difícil.
Es por eso que la preparación para un título mundial es de 10 años, todo un proceso que ayuda a que ese tipo de situaciones no ocurran arriba de un ring. Cuando uno llega a esa instancia, el perder la vida no debe importar porque es una oportunidad.
Recuerdo cuando asistí a Gales para un homenaje que se le realizó a Owen y viajaba con una idea distinta porque sabes que generaste un daño terrible, la gente no me veía bien y sabía que así iba a ser por la muerte de este amigo, pero vi una oportunidad para dejar claras muchas cosas, como lo que consideré en ese entonces más importante, que fue manifestar a la gente, a sus familiares, y a todos aquellos que tenían una idea equivocada de mí sobre lo que pasó.
Yo estuve en el mismo riesgo, fue un trabajo, un combate de elite y que desgraciadamente le tocó a él, entonces las personas tenían un concepto, pero cuando se los cambias todo se puede ver diferente y eso pasó en esa ocasión porque me veían con cierto resentimiento y cuando les expliqué el riesgo que cada boxeador tenemos cada que subimos a un ring, no solo por un título, porque en cualquier pelea puede quedar la vida por un buen golpe, pues no vamos a decir “un mal golpe”, porque esos no existen y una pelea está llena de estos, pero cuando una pelea tiene buenos golpes como el que recibió Owen, lamentablemente fue uno fatídico. Al final, no es tu idea lastimar al rival, es ganarle y seguir siendo campeón.