Sabiamente decía mi padre que no hay peor vergüenza que te encuentren apropiándote de lo que no te pertenece, sea grande o chiquito, caro o barato, corriente o fino. En pocas palabras un robo es un robo y es un delito que debe ser sancionado, aunque éste tenga que ver con un libro.
En la Cuarta Transformación suele pasar de todo: desde preguntas chuscas hechas por pseudoperiodistas, performances sobre la ventaja de la mariguana, golpes y mordidas entre legisladoras y legisladores, nombramientos de funcionarios incapaces pero honestos hasta el robo de un libro, si, de un libro que no costaba más allá de 200 pesos mexicanos.
Lo malo es que el robo lo cometió un funcionario del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, un diplomático de carrera, un embajador, el representante de México en Argentina, Ricardo Valero, quien se metió a una librería para tomar un libro, cubrirlo con el periódico y salir con él sin pagarlo.
Ahora resulta que en la 4T también hay cleptómanos que roban no por maldad sino por enfermedad, por lo que hacerles un juicio sumario a estos personajes es a toda luz una injusticia.
Enfermedad o no, maña o no, fue un robo el que cometió el embajador mexicano y por lo tanto merece ser sancionado por el canciller Marcelo Ebrard, quien ante la ola de indignación que desató el video donde se ve como el diplomático se lleva el libro sin pagarlo publica un tuit anunciando que su representante en Argentina regresará casa a dar cuentas de su actuar.
Horas después es el propio presidente López Obrador quien lo defiende al considerar que el robo fue un “error” que cualquier ser humano puede cometer. Por fin, ¿importa o no la honestidad? Llevarse un artículo sin permiso del dueño no es honesto, es un robo que si bien no merece que se queme en leña verde a quien lo cometió tampoco se le debe aplaudir.
Ricardo Valero tiene un salario mensual de más de 230 mil pesos, ¿no le alcanza para pagar un libro? Lo hecho ya está hecho, lo penoso es que nuevamente los mexicanos nos ponemos ante el mundo como un pueblo deshonesto, corrupto, solapador de toda clase de atropellos.
El embajador Valero le debe a los mexicanos una explicación de su actuación, ¿por qué se robó un libro? ¿por qué no acudió a una biblioteca a consultarlo si es que no tenía para comprarlo?
Fuera de ironías, la conducta del diplomático pone en entredicho el mantra de que en esta administración no se toleraran los robos, sean chiquitos o grandes, no se dan cuenta que el mensaje que se envía a los delincuentes es que hagan lo que hagan sus delitos les serán perdonados.
¿Por lo menos alguien sabe el titulo del libro que se robó Ricardo Valero..?