Con un tuit se puede gobernar el mundo o por lo menos una parte. Y se pueden condicionar relaciones comerciales de primer nivel y que inciden de manera inmediata en la calidad de vida. Claro que este tuit debe venir de alguien verdaderamente relevante en la política internacional como Donald Trump.
Frente a este mensaje flamígero, nuestro presidente respondió con una carta mitad legado espiritual, mitad propuesta de diálogo. Y acto seguido puso a funcionar a toda la diplomacia del país. Con errores y precipitaciones, pero se ha afrontado el problema con decisión.
Estados Unidos es un país de oportunidades y un país de emigrantes. Si bien ha sido un modelo de grandeza humana y empresarial, también hay que decir que no ha logrado ser un ejemplo de integración. Tampoco lo ha sido Europa, donde Angela Merkel nos recordaba que el estado multicultural europeo no ha funcionado. La migración no es una cuestión solamente de movilidad, es sobre todo un cruce cultural y económico.
Estados Unidos, y particularmente su gobierno, pueden determinar claramente la protección de sus fronteras, de su statu quo, de su economía, de su estabilidad como nación y puede lanzar situaciones tan complicadas de manejar internacionalmente como el aumento de aranceles. La defensa de la soberanía nacional es algo positivo; el medio utilizado para ello no: porque complica la relación comercial de ambos lados, castiga al consumidor en ambos países, enrarece las relaciones, empaña los tratados en proceso de aprobación y seguramente no logra los objetivos establecidos.
Los negociadores mexicanos, encabezados por Marcelo Ebrard, lograrán los objetivos. Tenemos buenos políticos, buenos negociadores, personalidades relevantes para lograr lo mejor. Esa etapa se solucionará relativamente rápido aunque acumule algunos raspones. Y ya sabemos, negociar consiste en saber ceder para lograr ganar.
Pero la lección a mediano y largo plazo es más de fondo.
La migración es un tema muy importante que no se puede superar con buena voluntad. No se puede pretender solucionar un tema creando otro o multiplicándolo. La migración indiscriminada rompe los equilibrios de muchos países y causa frecuentemente problemas de salud y violencia. Para que funcione a largo plazo, debe ser prudente y ordenada.
Los emigrantes latinoamericanos y particularmente los mexicanos que trabajan en Estados Unidos, han demostrado ser, en su mayoría, un motor esencial de la economía. Un motor estable, dinámico, veloz, fortalecedor. Han aportado mucho y el país ha contribuido otorgando la nacionalidad, la valoración y una calidad de vida. Siempre existen excepciones, pero la valoración final es muy positiva.
La migración centroamericana que está tocando actualmente las puertas de Estados Unidos previo paso por el vestíbulo de México no tiene el mismo valor. Hay desorden, poca contribución y exigencias inapropiadas. Los países deben estar abiertos a apoyar a otros, pero no contra su propia estabilidad y desarrollo.
La migración merece respeto, pero los países afectados también.
•Director de Extrategia,
Comunicación y Medios