Al final de cada año se suele hacer un recuento de lo acontecido en dicho periodo, y generar buenos deseos y expectativas para iniciar el siguiente ciclo.
El fin de año es una época de buenos sentimientos y fraternidad. Ojalá el ambiente de amor y buenos deseos que acompaña a estas fechas, se conservara todo el año.
De la misma forma, el inicio de cada año representa la posible apertura de nuevos ciclos; y por lo tanto, mayor impulso y energía para llevar a cabo distintas acciones, con el fin de acercarnos a determinadas metas.
Cada inicio de año es una nueva oportunidad. Una nueva oportunidad para empezar proyectos, desarrollar metas, iniciar o retomar planes y actividades, o simplemente hacer corte a ciertos procesos.
En realidad, cualquier momento podría significar un nuevo inicio. No es necesario esperar un día específico de la semana, del mes o del año, para iniciar un proyecto, dejar atrás malos hábitos, o corregir errores. Podríamos empezar a hacer cualquier cosa, en cada preciso momento.
Las fechas del calendario suelen ser utilizadas como referente para el inicio de nuevos ciclos. Para eso nos sirve medir el tiempo.
Pero el calendario no necesariamente es quien marca la pauta en el desarrollo de cada ciclo. En ciertas condiciones de vida, somos capaces de hacer de lado ciertos simbolismos e intentar aprovechar cada momento de la mejor manera posible.
Como sea que decidamos vivir y organizar nuestro tiempo (ese bien inmaterial que representa la posesión mas valiosa que tenemos los seres humanos,) el inicio de año siempre es una época culturalmente significativa.
El arranque de la segunda década del siglo XXI presenta grandes desafíos. Nuevas posibilidades, nuevos paradigmas, nuevas ideologías y maneras de hacer las cosas. La evolución del ser humano en plena aceleración, no puede ser frenada, es como siempre, un proceso inacabado; pero ¿hacia dónde evolucionamos?
El cambio es sin duda, necesario. Solo hay que asegurarnos de que sea para mejorar. No para estar mejor, ya que eso es transitorio, sino para ser mejores.
Ojalá 2020 nos haga concientes de la necesidad de forjar una nueva humanidad, un nuevo mundo, y nuevas formas de relacionarnos con las demás personas, los seres vivos y el planeta mismo.
Esta época de cambios y buenos deseos, nuevos impulsos y posibilidades, puede ser también una nueva y gran oportunidad.
Aprovechemos la nueva oportunidad que significa el nuevo año. Toda la energía positiva que gira alrededor de este simbolismo, bien canalizada, sería suficiente para hacer cambios significativos y corregir el rumbo, a nivel personal y colectivo, y lograr nuevos modelos de organización mas humanos e incluyentes.
Flor de loto: “Cada momento es una nueva oportunidad”.
Especialista en Derecho Constitucional y Derechos Humanos.