Nuestro amado líder ha de pensar que el tiempo es tan relativo que hablar de miles o millones de años da lo mismo, pero no, se le chispoteó feo, quiso corregir y le salió peor: ni México se fundó hace 10 mil años, ni había hombres en América hace 10 mil millones de años, es más, aquí entre nos, le dejo un dato: la Tierra ni siquiera existía.
Yo tengo otros datos y vengo a compartirlos con nuestro presidente. Las investigaciones científicas —sí, si son importantes— señalan que el universo se creó aproximadamente hace 15 mil millones de años, meses más meses menos; que nuestro sistema solar —sí el de Mercurio, Venus, Tierra, etc.— se creó hace 5 mil millones de años y la Tierra tiene más o menos 4 mil 500 millones de años.
Desde luego no existen placas conmemorativas, ni un almanaque de efemérides que diga, “el jueves 21 de marzo del año 15 mil millones antes de nuestra Era se creó la Tierra” o “el 5 de diciembre del año 40 mil antes de nuestra Era, un grupo de hombres cruzaron el estrecho de Bering porque tenían frío”.
Pero como nos gusta calendarizar todo y no pensar que la historia es un proceso, juguemos un poco entonces a ver si a nuestro amado líder le queda más claro el asunto.
De la manera más arbitraria y discrecional digamos que la historia del México que somos comienza con la caída de Tenochtitlan en 1521; por más antigua que sea, nuestra historia apenas alcanzará 500 años en 2021.
Pero antes de que me lleven al quemadero inquisitorial de la 4T y me acusen de discriminación, a esos casi 500 años de historia vamos a sumarle casi 4 mil años de historia indígena que corresponden al periodo en el que surgieron, se desarrollaron, alcanzaron su auge y desaparecieron las principales civilizaciones prehispánicas de Mesoamérica, ojo, era Mesoamérica no era México.
De ese modo, nuestra historia completa: civilizaciones prehispánicas, más la conquista y el México virreinal, más el México independiente, más el siglo XX y lo que va del XXI, suman 4519 años de los cuales, 4021 corresponden al universo prehispánico (2500 a.C.-1521 d.C.) y 498 a México (1521-2019), claro, eso si aceptamos que la conquista fue el acontecimiento que marcó el inicio del proceso que nos lleva a la construcción de la nación mexicana.
Para que no avance la ignorancia, nuestro amado líder debe saber que el hombre llegó al continente americano, vía el estrecho de Bering, relativamente hace poco, aproximadamente hace 40 mil años; según el investigador Pablo Escalante Gonzalbo, ya había presencia humana en nuestro actual territorio hacia el año 35 mil antes de nuestra era, pero como todo nómada que se precie de serlo, no saben estarse en paz y andan de un lado para otro, transcurrieron otros 30 mil años para que echaran raíces.
Finalmente, entre el año 5000 y 2500 antes de nuestra era, el hombre logró domesticar el maíz, la calabaza y otras plantas en Mesoamérica, así comenzó su vida sedentaria y con el tiempo surgieron las grandes civilizaciones.
En la historia de las culturas mesoamericanas no es posible fijar fechas de inicio y de fin; no es un proceso lineal y cronológico de civilizaciones, ciudades o imperios. Lo cierto es que a partir del año 2500 antes de nuestra era, comenzó el desarrollo de distintas ciudades-estado que concluyó hasta 1521, con la caída de Tenochtitlan.
Lo cierto también es que al momento de consumarse la Conquista, la mayoría de estas ciudades-estado habían desaparecido, pero dejaron su huella e influencia social, cultural, gastronómica, arquitectónica y religiosa, misma que se fusionó con la cultura, usos y costumbres que acompañaban a los españoles para generar una cultura nueva: la mexicana.
Dicho lo anterior y aclarado el punto, le recomendaría a nuestro amado líder que leyera Érase una vez México (la trilogía) y de paso que vea El Cavernícola, Parque Jurásico y desde luego la infaltable Un millón de años a.C. con la deslumbrante Raquel Welch luciendo “el primer bikini en la historia de la humanidad” aunque hay que advertirle que las tres cintas son pura ficción.