Columnas
Sólo quedan 21 días. ¿Para qué? Ya hoy gobierna el presidente electo con anuencia implícita del Presidente y del Gobierno en funciones. Al día de hoy quedan pocas sorpresas que observar.
En este sentido, más que esperar por quién doblan las campanas, una buena parte de la población mexicana está revalorando sus expectativas.
A todos, o casi, nos gustaría que las campanas doblaran por difuntos derivados del narcotráfico, por la violencia, por el abuso, por la falta de pago de impuestos, por la inseguridad, por la maldita corrupción, por superar las lacerantes diferencias sociales.
Y quisiéramos que tocaran a arrebato por una economía estable, por proyectos productivos de largo plazo y alcance, por una educación que evalúe al maestro y al alumno, por un ingreso saludable para todos, por poder recuperar nuestras maravillosas plazas, playas y calles, porque ya no se nos robe. Queremos la campana de libertad de Dolores, Hidalgo, transformada en realidad.
El 98% de loxs mexicanos desconoce temas técnicos sobre el NAIM y la aeronáutica, pero todos, por el sentido común que nos caracteriza, podemos entender que los efectos iniciales han sido terribles para la economía, el turismo, el desarrollo y la inversión. ¿A quién beneficia una decisión de este tipo? ¿A quién le gusta perder dinero, que dejen de venir capitales extranjeros, dejar obras a medias, no aportar soluciones modernas? ¿La opción de dejar Texcoco, favorece a la ecología de la zona cuando ya está afectada? ¿Aporta algo a la economía de la región tocada de muerte? ¿Qué aporta? Menos gasto, cuando hay que pagar el desastre. ¿Qué queda más allá de la incertidumbre que viene?
Y una pregunta todavía más escalofriante, los que ya casi nos ilusionábamos con la cuarta transformación: ¿Qué hemos recibido con este mazazo?
Cuando se ve crecer el turismo, cuando el peso se mantiene estable, cuando escuchamos que México va a ser el paraíso de la inversión, damos saltos de alegría y sentimos confianza.
Cuando la campana que agitamos alegremente nos da un trancazo y nos despierta, se nos vuelve a caer la certeza.
Ahora Morena sugiere que no se volverán a repetir consultas tan poco profesionales. Pero es realmente de lo que todos queríamos huir, de la falta de gobierno, del juego con los ciudadanos, del ultraje de la corrupción y el cinismo.
Sin embargo, este intento de "ejercicio democrático" se puede convertir en el precedente para que decisiones de alto impacto para el país sean tomadas sesgadamente (al menos en lo tácito) por ciudadanos que se ubican en la base de la pirámide o militantes que no cuentan con la documentación y conocimiento suficiente para saber de fondo qué es realmente lo que están decidiendo.
Por quién y cómo doblarán las campanas.