Belleza empoderada

La nueva portada de Vogue México que fue lanzada ayer se volvió trendig topic en las redes sociales porque por primera vez eligieron a una mujer mexicana de origen indígena para ilustrar la cara de su edición de diciembre.

▶ Yalitza Aparicio, mejor conocida como Cleo por su actuación en la reciente película Roma, del mexicano Alfonso Cuarón, es la actual actriz que está causando sensación dentro del gremio artístico nacional e internacional.

Yalitza era profesora de preescolar en la comunidad de Tlaxiaco, en Oaxaca, y haber sido seleccionada después de participar en el casting en su ciudad y después en la Ciudad de México, era el inicio de un cambio radical en su vida y el inicio de una carrera promisora como actriz.

Hoy ya fue galardonada en los Hollywood Film Awards como la Nueva Actriz de Hollywood y ya tiene una nominación como Actriz Revelación en los Premios Gotham.

Su vida cambió y las revistas de moda internacional como Vanity Fair y Vogue están eligiéndola para engalanar sus portadas y proyectar la belleza y profesionalismo de una mujer mexicana de origen indígena.

La fotografía de Vogue, que es la que vemos aquí, fue realizada por los hermanos mexicanos Santiago y Mauricio Sierra. Un dúo de fotógrafos y cineastas con un estilo progresista que explora nuevas narrativas en cada proyecto que realizan.

Santiago y Mauricio, tienen un estilo singular a la hora de llevar a cabo su creatividad visual. Radican en Nueva York y trabajan con revistas internacionales y clientes como i-D, Vogue, W, Interview, Chanel, Dior, Nike y Estée Lauder, entre otros.

Su fotografía es estilizada, muy cuidada y producida para proyectar cuerpos perfectos, aún sin ser esbeltos.

Hoy son los autores de la serie de Aparicio en Vogue México. La serie de fotografías son hermosas. Retratos cuidados e iluminados casi de forma natural, siendo congruentes con la imagen de una mujer que apenas comienza una carrera y, sobre todo, que viene de un mundo lejano a los reflectores y la fama.

▶ Pamela Ocampo fue la encargada del estilismo de Yalitza, quien porta un hermoso vestido de Dior de la colección Crucero 2019, inspirados en las escaramuzas y en nuestro país.

La fotografía muestra a una mujer cien por ciento segura de sí misma, sentada en una silla que la lleva a tener el poder o las riendas de ella misma.

Su mirada, el elemento más importante y clave para un retrato, es fuerte y directa para quien decide mirarla directo.

“Soy una mujer normal, fuerte como todas las demás. A pesar de algunos obstáculos he seguido luchando por lo que soy”, dice Aparicio en una de las entrevistas de la revista.

El vestido la engalana, el anillo en el dedo anular de su mano derecha, que según la quiromancia se relaciona simbólicamente con la parte emocional, la creatividad y arte y sobre todo de alguien que busca ser aventurero y arriesgado.

Nada es al azar.

Mientras que el otro anillo en el dedo meñique, se relaciona con la abundancia, la riqueza y sobre todo con la seguridad.

Me parece de lo más moderno que una revista como Vogue ensalce nuestras raíces indígenas, pero lo que me causa conflicto, es que se hable de que el objetivo de estas fotografías sea el empoderamiento femenino.

Mis preguntas a los especialistas de imagen son: ¿En realidad se necesita vestir a una mujer con ropa de marcas exclusivas y costosas para empoderarla? ¿Es necesario jugar con una personalidad, que por sí misma es fuerte?

En Vanity Fair fue fotografiada por Cristina de Middel, de la agencia internacional Magnum Photos y que hace poco tuve el gusto de conocerla, haciendo un hermoso trabajo. Pero al igual Yalitza fue vestida con Gucci y Luis Vuitton.

Estoy de acuerdo con la dinámica de la industria de la moda y el entretenimiento, mismo que yo he estado en producciones así y sé de la maquinaria de talento que hay detrás de una modelo o una actriz bien peinada, maquillada y ataviada.

Pero me hace ruido que se aplauda el hecho de que “al fin” voltearon a ver a una mujer mexicana de orígenes indígenas para engalanar la portada de una revista así, pero al mismo tiempo la transforman como no es.

Y ojo, no quiero parecer que estoy en contra de que la vistan de esa forma. Se ve hermosa. Pero si justo lo que ella busca es ser una inspiración para más jóvenes que como ella viniendo de una pequeña ciudad en Oaxaca pueden llegar a trascender por su trabajo frente a las cámaras, también implica que deben aspirar a vestirse con marcas exclusivas de ropa para “ser”.

Pongo las preguntas sobre la mesa, pero no cabe duda que el trabajo visual realizado por el equipo de Santiago y Mauricio, Pamela Ocampo y Monse Castera es hermoso.