Columnas
Las últimas noticias sobre la situación económica a nivel mundial como la caída de las bolsas de valores en Estados Unidos el mes pasado, desaceleración en el consumo en China, el no acuerdo sobre la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la incertidumbre sobre la continua caída en el precio del petróleo, desaceleración en el consumo global junto a pronósticos para 2019 han llevado a los analistas económicos a vislumbrar una cercana posible recesión mundial.
Los bancos centrales de los países cuentan con herramientas como la política monetaria para regular la economía. En el periodo posterior a la crisis financiera se gozó rachas de disminución de tasas de interés de tal forma que se ayudarán a la reactivación de la economía. Dichos mecanismos deben de ser cuidadosamente aplicados para evitar efectos negativos como la pérdida del valor adquisitivo de la moneda ante exceso de oferta de dinero.
Conforme la economía se va fortaleciendo, la política monetaria tenderá más hacia la contracción, es decir, a aumentar las tasas de interés haciendo al mercado más atractivo para los inversionistas. Si se mantienen las tasas de interés bajas por muy largo tiempo, ante una crisis económica, el banco central contará con poco espacio para maniobrar y reactivar la economía. Este comportamiento lo hemos visto en los últimos dos años por la FED, el banco central de Estados Unidos, quien ha tenido una racha de aumento en tasas de interés.
En días recientes, David Lipton, segundo a bordo en el Fondo Monetario Internacional, comentó en la conferencia anual de la Sociedad Económica Americana sostenida en Atlanta la semana pasada: “La próxima recesión está en algún lugar en el horizonte y estamos menos preparados para enfrentarla…[y] menos preparados que la última [crisis del 2008]. Ante esto, los países deben poner atención en mantener sus economías en buena trayectoria, construir reservas y no pelear unos con otros”.
El comentario de David Lipton refuerza su participación, en diciembre, en el Foro Global Regulatorio en Londres donde en una conferencia expuso cinco retos que los gobiernos deben asumir para no empeorar la situación ante la consumación de una recesión.
El primero, “no provocar daño”, haciendo referencia a las guerras comerciales e incrementos desorbitantes en deuda pública; el segundo, la responsabilidad de China como nueva potencia económica, cómo ayuda responsablemente a otros países; el tercero, la responsabilidad aplica también para Europa y el Reino Unido, cómo se resuelve el Brexit; el cuarto, los mercados emergentes, qué mecanismos tienen para defenderse ante olas de inestabilidad. El quinto y último reto, es la creación de instituciones multilaterales.
Tenemos que regresar a la cooperación entre países, al diálogo y el respeto por la visión y misión de las instituciones internacionales. La economía es ya tan interdependiente entre países que el no reconocimiento de que nos necesitamos unos otros es solo reflejo del egoísmo y mentalidad obtusa de los líderes globales.