Columnas
Dambisa Moyo, economista de renombre mundial, maestra en Administración Pública por Harvard, doctora en Economía por Oxford y nombrada en 2009 como una de las 100 personas más influyentes del mundo por la revista Time, publicó en mayo pasado su libro Al borde del caos: por qué la democracia no genera crecimiento económico.
De inicio, basada en el informe de 2015 de Freedom House, la autora afirma que 70 por ciento de las democracias del mundo son tan “iliberales” que son indistintas de los regímenes democráticos y que la libertad decreció en los nueve años previos. Señala además que esto significa una de dos cosas: o la mayoría de la gente está dispuesta a vivir sin algunas de las principales libertades o los gobiernos autoritarios son capaces de satisfacer necesidades que los electores valoran más que las libertades políticas que se les arrebatan.
Del mismo modo, indica que encuestas internacionales recientes revelaron que en los países en desarrollo los líderes autoritarios generan más confianza que los políticos demócratas. También destaca que la eficacia y eficiencia de los gobiernos son las que determinan el crecimiento económico, y no la democracia o las libertades políticas, como al parecer lo encarna China.
Luego de reseñar peligros concretos que acechan al régimen democrático y anuncian su deterioro imparable, afirma que se deben combatir con 10 medidas verdaderamente radicales (algunas demasiado) para escapar de la catástrofe:
1. Prolongar la vida y dificultar la reformabilidad de los planes y programas públicos; es decir, políticas públicas de mayor aliento temporal. 2. Establecer mayores controles al dinero en las campañas políticas.
3. Ofrecer salarios más competitivos a los servidores públicos, similares a los del sector privado, incluyendo bonos por desempeño y/o resultados. 4. Alterar los ciclos electorales ampliando los periodos de gestión de los puestos públicos electivos y por designación.
5. Adoptar la reelección, pero acotarla.
6. Disponer umbrales agravados de acceso a los puestos electivos, incluyendo experiencia acreditada en áreas distintas al servicio público y la política.
7. Reducir el número de distritos electorales “seguros” en las elecciones legislativas. 8. Otorgar al voto el carácter de obligatorio, sancionando el incumplimiento, con la idea de combatir la participación ciudadana decreciente en las elecciones. 9. Incrementar la educación cívica para que los electores tengan mejor idea de los impactos y consecuencias de las políticas públicas. 10. Estratificar el derecho al voto atendiendo criterios de cualificación de los electores (edad, nivel de estudios, etc.) para asegurar un padrón de alta calidad.
En un anexo interesante, Moyo afirma que de 14 países estudiados, México va a la cabeza en el cumplimiento de 5 de las 10 medidas y pondera con especial énfasis nuestra reelección legislativa con límites. De eso hablaremos en entregas posteriores.