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Creed II: Contra sí mismo

Creed II: Contra sí mismo

Suplemento viernes 11 de enero de 2019 -

MARY CARMEN SÁNCHEZ AMBRIZ


Rocky Balboa regresa a pantalla grande y lo hace acompañado de su discípulo Adonis Creed, en la nueva cinta de Steven Caple Jr, Creed II: Defendiendo el legado (2018). Ahora el desafío es mayor: el joven Creed debe enfrentar su pasado, asimilar los instantes de incertidumbre y aprender a tener confianza en sí mismo.


Creed II está íntimamente ligada a Rocky IV, en donde Apollo Creed —personaje inspirado en Muhamed Ali— sostiene un duelo con el pugilista ruso Ivan Drago; pero la pelea originalmente pensada como de exhibición cobra otros matices cuando la dureza de los puños de Drago hace estragos en su adversario. El ruso derriba al estadounidense, la lucha acaba y también la vida de Apollo Creed. Rocky lamenta la muerte de su amigo y entrenador, y acepta pelear con Drago, como si se tratara de un ajuste de cuentas.


Los seguidores de Rocky recordarán que el boxeador tuvo que entrenar de manera ardua en un inverno siberiano inclemente. Llega el día esperado; en el último round Balboa acaba con su rival y gana por nocaut, ante la mirada atónita de los miembros del Politburó. Visiblemente conmovido, entre sangre y sudor, el personaje interpretado por Stallone termina por dar un discurso sobre la situación política entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Esto sucede en plena Guerra Fría: la cinta es de 1985 y es considerada la película más exitosa de Sylvester Stallone. El duelo con el ruso y Rocky hace pensar en Max Schmeling, un pugilista alemán, peso pesado, que a finales de los años treinta fue utilizado como propaganda por los nazis, como un símbolo de superioridad de la raza aria. La carrera exitosa de Schmeling se vino a pique después de que perdiera contra el estadounidense Joe Louis, el 22 de junio de 1938 en el Yankee Stadium: en Alemania lo veían como un fracasado y en Estados Unidos lo acusaban de nazi, pese a que nunca militó en el partido.


En Creed II, el hijo de Apollo Creed luchará contra el hijo de Ivan Drago. El exboxeador ruso viaja a Filadelfia en busca de Rocky y lo encuentra en su pequeño restaurante italiano Adrian’s, nombrado así en honor de su esposa. Han pasado más de 30 años: los excampeones se miran acaso con la intención de hallar rasgos de juventud, algo que los haga recordar aquel día de Navidad de 1985 en Moscú.


Rocky, que desde la primera película Creed se volvió el entrenador de Adonis, está en desacuerdo con el reto lanzado por los Drago. Es claro y contundente, pues sabe que su pupilo todavía no está preparado para medirse contra la ira de Viktor Drago. Sin embargo, la inexperiencia impide que Adonis escuche las advertencias y opiniones de Rocky, a quien llama, cariñosamente, tío. Viktor Drago enfrenta con todo su odio —alimentado por su padre— a Adonis Creed y la historia parece que está a punto de repetirse. Entre jabs y uppercuts, se tiene la impresión de que en realidad es una lucha por el orgullo, por un ajuste de cuentas, por vengar la muerte de Apollo —a quien no conoció—; en el caso de Viktor Drago, él pelea para conseguir la aprobación de su madre, por el honor de los Drago y la presión que ejerce su padre sobre él. A Creed le corresponde exorcizar fantasmas y entender contra quién realmente está combatiendo. “Contra ti mismo”, le recuerda Rocky.


En Creed: Corazón de campeón (Estados Unidos, 2015), dirigida por Ryan Coogler, se presenta un interesante paralelismo: mientras Rocky debe luchar contra un cáncer en el sistema linfático, Adonis “Donnie” demuestra que es una promesa del boxeo y que la sangre del gran Apollo corre por sus venas. Es lamentable ver cómo el personaje creado por Stallone se somete a quimioterapias y cada vez su salud empeora; pero luego se levanta como cuando alguno de sus contrincantes lo derriba y empieza la cuenta para ver en qué segundo se incorpora. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, Rocky se pone de pie, calvo, quizá ha vencido a su peor enemigo, alguien más temible que Ivan Drago: el cáncer. Coogler hizo una cinta que puede verse como un gran homenaje a las películas de Rocky, cuidó detalles —la pecera con la tortuga de Rocky, por ejemplo— que dan una idea de continuidad y demuestran que la historia todavía no concluye.


La saga creada por Stallone posee como punto de inspiración la vida de Chuck Wepner, quien enfrentó a Muhamed Ali en 1975. Wepner resistió los quince asaltos —así se usaban, ahora son doce— y, aunque perdió, sorprendió a todos por la capacidad que tuvo de aguantar la embestida de Ali. Tras su participación en Creed II, Stallone ha dicho que ya no volverá a interpretar a Rocky, después de más de 40 años ha decidido que ya no habrá un último round.


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IM/CR

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