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La economía colaborativa o compartida, aquella donde los consumidores dependen de ellos mismos en vez de depender de grandes empresas para poder satisfacer sus necesidades, ha sido considerada por la revista Fortune como uno de los sectores de mayor crecimiento. Ha hecho disrupción en industrias maduras como la financiera, la hotelería, la de transporte; se provee al consumidor de acceso a los recursos de forma conveniente y a bajo costo. Ejemplos de lo anterior los conocemos en empresas como Airbnb para el hospedaje, Uber y BlaBlaCar para transporte.
Este tipo de economías forman un mercado que a través de una plataforma tecnológica de intermediación promueve el intercambio, préstamo o renta de productos y servicios a cambio de una comisión; se da entre una persona que posee algo y otra persona que lo necesita; activos en posesión de personas que se encuentran sin utilizarse se convierten en potenciales generadores de ingreso, el despertar de un mercado dormido. Una alternativa de negocio donde se identifican claramente los participantes del mercado, consumidor final, intermediario y el poseedor del activo.
La revista Harvard Business Review con base en un estudio realizado en empresas que fungen como intermediarios en este tipo de economías, sugiere renombrar a la economía compartida como economía de acceso ya que el compartir algo se conoce más como una forma social de intercambio entre personas que se conocen sin que haya una ganancia de por medio. El estudio también demuestra que las personas que participan en estas economías no sienten la obligación recíproca que se da cuando se comparte algo.
Los hallazgos del estudio tienen implicaciones en cómo este nuevo tipo de empresas tecnológicas de intermediación compiten entre ellas. Se accede a un mercado de consumidores donde el interés principal no es la de establecer relaciones con la empresa u otros consumidores sino obtener el servicio o producto a bajo costo.
Otra implicación que se ha observado es la regulatoria. Alrededor del mundo Uber ha enfrentado problemas con los gobiernos de los distintos mercados; su modelo de negocio disrumpe la forma tradicional del negocio de taxis; Uber no es una compañía de transporte sino una plataforma tecnológica que facilita la interacción entre una persona que presta el servicio de transporte “chofer privado” versus un individuo que lo requiere. También se modifica el concepto de responsabilidad y calidad en el servicio, ¿quién es el responsable final, el que provee el servicio o el intermediario?
El beneficio de la economía colaborativa o economía de acceso es evidente. Permite generar nuevas formas de ingreso para las personas sacando provecho de los bienes que tienen; genera también más competencia en el mercado donde el consumidor final se beneficia. Es una oportunidad para los gobiernos para promover nuevas fuentes de empleo y formalizar la economía.