Columnas
Comparto algunas estadísticas y observaciones iniciales sobre el resultado electoral que recogí en diferentes medios de comunicación. Los republicanos expandieron su mayoría en el Senado a 51 asientos, a pesar de que los demócratas tuvieron 10 millones de votos más que los republicanos. En la Cámara de Representantes, los demócratas obtuvieron solamente 25 asientos adicionales, no obstante que tuvieron 3.5 millones de votos más que los republicanos. Una vez más, el mito de la voluntad popular expresada en las urnas se pone en tela de juicio por el absurdo sistema electoral estadounidense.
Los demócratas obtuvieron un mayor margen de votos entre mujeres blancas con educación universitaria (59 por ciento) y entre votantes menores de 30 años (67 por ciento). 41 por ciento de los electores dijo que el sistema de salud pública era el tema que más les preocupaba, pero su segunda prioridad era la inmigración.
Aquellos que consideraron la inmigración como el tema que más los inquietaba (23 por ciento), votaron en 75 por ciento de los casos por candidatos republicanos. Los cambios principales para el panorama político inmediato emanarán de la obtención demócrata de tres comisiones en la Cámara de Representantes: Inteligencia, Supervisión y Judicial. Al frente de Inteligencia estará Adam Schiff, quien renovará las investigaciones en torno a los nexos de Trump con Rusia. La cabeza de la comisión de Supervisión será Elijah Cummings, quien podrá citar a comparecer a quien desee para los escándalos de abuso sexual, entre otros. Finalmente, la Comisión Judicial, bajo la responsabilidad de Jerry Nadler, podría intentar la activación de un proceso de impeachment para Trump.
El racismo no ha desaparecido, inclusive mostró músculo electoral. Ron DeSantis derrotó al candidato demócrata Andrew Gillum en Florida, quien pudo haberse convertido en el primer gobernador afroamericano del estado. DeSantis hizo proselitismo con declaraciones que invitaban a evitar la “changuización” del estado, en referencia al color de piel de Andrew Gillum. En Georgia, Brian Kemp derrotó a Stacey Abrams, quien no logró convertirse en la primera gobernadora afroamericana de ese estado.
Eso sí, Jared Polis se convirtió en el primer gobernador abiertamente homosexual de Colorado. Los demócratas consiguieron la victoria para dos mujeres musulmanas (Rashida Tlaib e Ilhan Omar) y dos mujeres indígenas (Sharice Davids y Deb Haaland). Es desconcertante que pese a que 8 de cada 10 electores evalúan positivamente la economía y la tasa de desempleo está en 3.7 por ciento, el gobierno de Trump no logró capitalizarlo políticamente.
Los demócratas superaron en votos urbanos a los republicanos por un margen que oscila entre 65 y 32 por ciento. El voto suburbano se dividió a partes iguales con 49 por ciento para cada uno. Los demócratas perdieron el voto rural con una oscilación entre 42 y 56 por ciento dependiendo la zona. Hay mucho por reflexionar.