En el Tamayo exhiben obras de ícono del Neomexicanismo

POR MARTHA ROJAS

La muerte, la vida, la identidad de lo mexicano y la herencia del pasado ancestral ensamblan la obra del escultor, pintor y dibujante Germán Venegas. El encuentro consigo mismo es el punto de partida de la exposición Todo lo otro, inaugurada ayer el Museo Tamayo.

La exhibición, que estará abierta al público hasta el 31 de marzo del año próximo, enlaza las cosmogonía mexica con la hinduista. Un Buda, de más de cinco metros, se erige en el centro del recinto, como si la escultura fuera el vínculo que une lo terrenal con lo espiritual. La forma es vacío y el vacío solo forma, denomina a la gigantesca pieza, que invita al espectador a sumergirse en el mundo de las formas y los significados.

Compuesta por 350 piezas, resaltan las obras que retoman motivos prehispánicos, lo cual demuestra el paso de Venegas por el neomexicanismo, un forma de resistencia artística, que nació en los años 80 y cuya particularidad radicaba en el protagonismo que adquirieron los colores y los elementos de la cultura popular y "lo mexicano".

Entre dibujos con tinta sobre papel, talla de madera estucada, esculturas, temples y óleos sobre tela, las 15 series reunidas abarcan las tres vertientes preponderantes en su obra: temas y representaciones de la Historia del arte, el Budismo Zen y la mitología prehispánica (especialmente la cosmogonía mexica).

Las diferentes series están distribuidas de acuerdo con una correspondencia entre su temática y en función del Buda. Desde la sala superior (sala 6), el Buda asoma su cabeza rodeada por un halo de luz y de frente a piezas relacionadas con lo esotérico, la mitología y las deidades.

Por su parte, los tres grandes dípticos: Encuentro en el bosque (1996), Decapitación (1995) y Lección (1995), así como el políptico Dogmáticos (1996), abordan el paso a lo espiritual y lo divino por medio de la sabiduría, la meditación y el ascetismo.

Frente al gran Buda, los personajes de las series simulan ascender a través del muro para, así, conectar los dos mundos entre los que deambula esta exposición.

La serie de Autorretratos, en la que Venegas se representa a sí mismo pintando para explorar su relación con la muerte y despojarse del ego que caracteriza a los artistas.