“Es hora de que el Politécnico regrese a servirle a México”

POR LUCIANO FRANCO

Diez alumnos por profesor en promedio en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), parece poco menos que imposible por tratarse del segundo organismo público educativo más grande del país —solo después de la UNAM—, aunque más bien refleja “una pésima distribución en las diferentes escuelas y carreras que imparte esa entidad”, afirma a ContraRéplica el exdirector general del Instituto, Miguel Ángel Correa Jasso.

¿Por qué rechaza el IPN a tanto aspirante con esos números?

“Resulta absurdo que el Politécnico le niegue el ingreso a siete de 10 aspirantes cada año, y peor aún, que no pueda atender la demanda educativa que tiene, contando con un presupuesto de 16 mil 348 millones de pesos para el año que terminó”.

¿De verdad hay salones de clases con 10 alumnos en el IPN?

“No. Habrá casos, pero la realidad es que por lo general son aulas saturadas, hasta con 50 o más jóvenes estudiantes por clase en diversas carreras y disciplinas educativas”.

¿Cómo es la proporción alumno-maestro en este momento?

“La plantilla de docentes en el Politécnico es de poco más de 17 mil, mientras que cuenta con una membresía de 180 mil estudiantes en sus diferentes escuelas superiores y vocacionales”.

Evidentemente algo está fallando ahí entonces, ¿no?

“Sin duda. Desde mediados de los 80 el sector en general se ha visto afectado presupuestalmente. Hay realmente un abandono educativo del cual el IPN no está ajeno. Desde Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña Nieto el crecimiento escolar va a la baja. Este primer año del Presidente Andrés Manuel López Obrador va por la misma tendencia, aunque ya ofreció no reducir los recursos a las escuelas de educación superior”.

¿Puede el Politécnico sobrevivir en su estado actual?

“A nadie le conviene que un Instituto de esta importancia a nivel mundial, esté en estado vegetativo. Esta es la hora de cambiarlo, de transformarlo, de regresarlo a que sirva a México, como ha sido casi toda su vida. No, así no puede continuar. Debe aceptar a quienes quieran estudiar en El Poli; tiene que dejar atrás su actual condición y servir al país íntegramente, como lo ha hecho a lo largo de su historia”.

¿Hay entonces un retroceso en materia educativa? ¿Desde cuándo?

“En realidad esta situación se ha prolongado ya por cerca de 35 años. Si se cruzan los datos, veremos que de ese tiempo para acá el aumento de los ninis es altamente exponencial, pero la gravedad mayor está en que, con el alto prestigio del Politécnico a nivel internacional en postgrados, en la actualidad solamente alrededor de cinco mil personas cursan esos niveles de estudios, mientras que en licenciatura hay unos 120 mil estudiantes y en bachillerato (vocacionales), son unos 55 mil alumnos”.

¿Tiene remedio una situación al parecer tan compleja como ésta?

“Sí la tiene. No se trata de pedir más dinero, sino, efectivamente, de hacer más con menos. El 85 por ciento del presupuesto del IPN se va a sueldos y jubilaciones. Hay que hacer en este rubro una reingeniería para liberar recursos y destinarlos al desarrollo de la matrícula escolar, a que ningún joven que quiera ser Politécnico se quede fuera, y que crezca como nunca la investigación y los postgrados en el Instituto”.

¿Sólo eso? Parece cuando menos utópico…

“Es que por algún lado hay que empezar. Pero desde luego no es todo. Con este presupuesto, si queda igual cuando menos que en 2018, se puede como mínimo duplicar la matricula en cada uno de los niveles educativos que imparte el Politécnico. El manejo actual del Instituto es obsoleto, corresponde a un modelo agotado y es necesario cambiarlo de raíz”.

¿Aspira, tiene intención de dirigir al Politécnico?

“El actual director fue designado hasta finales de 2020. Pero el Presidente de la República tiene toda la facultad para poner a alguna otra persona en el momento que lo considere, así es la reglamentación. No se trata de cambiar por cambiar, pero en un régimen nuevo las cosas deben de hacerse de manera distinta. Para modificar al Politécnico hay que conocer sus entrañas”.