Folclor oaxaqueño protagoniza obra plástica de Doris Arellano

POR MARTHA ROJAS

La danza de las chinantecas, la de las mazatecas, el tradicional Baile flor de piña, la mujeres y los colores de su natal Oaxaca son los motivos que inspiran la obra de la pintora Doris Arellano, cuyas piezas fueron seleccionadas en dos ocasiones para ser la imagen promocional de la Guelaguetza, en 2007 y 2013 respectivamente.

Coloridos, y repletos de protagonistas femeninas, los cuadros de Arellano reflejan el profundo respeto que siente por la tierra de sus ancestros y por sus tradiciones. Su arte es — dice — una manera de retribuirle a la tierra algo de lo que le ha dado.

Doris recuerda haber comenzado a dibujar cuando apenas era una niña; una inquietud que, para cualquier otra persona se diluiría con el transcurrir de los años, pero que para ella se convirtió en su única carrera luego de rebasar los niveles de estrés derivados de ser profesora de arte.

“Siempre he dibujado, creo que como cualquier otra persona, todos tenemos inquietudes, pero hay algunas que se quedan. Estudié en la Escuela de Bellas Artes de Oaxaca y cuando regresé a Tuxtepec, mi tierra natal, me dediqué a dar clases durante mucho tiempo. Hasta que llegó el momento en que sentí que me estaba absorbiendo demasiado y comencé a enfocarme a crear obra propia”, cuenta a ContraRéplica la artista.

Los paisajes que la cuenca del Papaloapan le brindaron aparecen plasmados en muchas de sus obras, que siempre tienen como tema central lo oaxaqueño, descrito como sus colores, sus bailes, sus mujeres y sus diversas regiones.

▶ “Para mí pintar es una necesidad, cuando no lo hago me siento desesperada. Para mí no representa un trabajo, sino un placer y la alegría de plasmar situaciones o escenas de la vida cotidiana, de los lugares que visito o de donde crecí, lo es todo”, cuenta la creadora.

Doris Arellano, quien desde hace más de seis años vive y trabaja en Oaxaca, emprendió un proyecto artístico personal para ayudar a que muchos de los niños que viven en su comunidad puedan desarrollar sus capacidades creativas.

“Mi tierra es muy chiquita y casi no hay escuelas, hace tiempo decidí emprender un proyecto personal para poner una pequeña escuela de artes gráficas, pero aún estamos trabajando en eso. Por el momento no he querido acercarme a las autoridades gubernamentales porque también se trata de una iniciativa que emprendo como una forma de retribución a lo que la gente me da, cuando inauguro una exposición y asisten, y les gusta mi trabajo”, señala.

La escuela estará abierta a todos aquellos niños que estén interesados en desarrollar su creatividad o satisfacer su curiosidad, sin saber la fecha exacta en que el centro artístico será inaugurado, Doris se dice feliz y agradecida de que su obra comience a ser reconocida por quienes asisten a sus exposiciones.