Francia: el hartazgo se pinta de amarillo

Mes con mes es la misma historia, “Pierre” no sabe cómo estirar el gasto, llena la cartera de hartazgo, siente culpa por llegar malhumorado a casa sin ganas de jugar con sus hijos de 4 y 6 años que lo jalan de la mano mientras él sólo les hace un cariño frío en las mejillas.

Se sirve un café cargado y su esposa permanece en silencio, los dos están fastidiados de quejas mutuas en lugar de una plática, y es que el caso de “Pierre” se repite en miles de hogares a lo largo de Francia, la amenaza de aumentos en el precio de diésel es una escalada en aumento de precios en todo.

Las últimas cuatro semanas de protestas recuerdan aquellas del 2016 cuando las manifestaciones eran contra la reforma laboral de Francoise Hollande, o las del 2005 cuando la muerte de dos jóvenes negros presuntamente perseguidos por la policía incendió literalmente las calles, y es que el hartazgo de los franceses pende de un hilo, un aumento de diésel es la prueba de que por una lado van las cifras de gobierno pero por otro lado están los bolsillos de la gente llenos de unas monedas, los billetes han sido repartidos para pagar deudas.

Son ya cuatro semanas de las mismas escenas: mil 82 detenidos, cientos de heridos, fuego por las calles, negocios saqueados que suponen pérdidas por 10 mil millones de euros, mientras que la aprobación del presidente más joven de la historia de Francia va en caída libre a un 25 por ciento.

Francia es el país más visitado del mundo, con poco más de 86 millones de turistas anuales y esta es una de las épocas más rentables.

Macron dio un respiro a revolución pintada de amarillo con aumento al salario mínimo, pero qué seguridad puede dar a los turistas que son un impulso a la economía, cuando Campos Elíseos está llena de pintas, tiendas cerradas, y es el punto de encuentro para protestar contra el mandatario francés.

Y es que desde que llegó en el 2017 al Elíseo, Macron ha sido etiquetado como un presidente “Fifí” alejado del pueblo, cercano a los ricos, aprovechó la baja popularidad del expresidente Hollande y su antiguo jefe para ubicarse como el factor del cambio pero ahora está atrapado, no sólo es la revolución de los chalecos amarillos sino los reacomodos en su gabinete, los pleitos con Donald Trump por los acuerdos de París, y en tanto la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, va por las mujeres “sin techo” a partir de hoy.

La alcaldesa busca que tengan un espacio para quedarse en dos salas del ayuntamiento de populismo puro.