Columnas
Los fieles católicos esperaban un posicionamiento claro de la Iglesia ante el inicio del gobierno del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y no decepcionó, expongo aquí las diversas opiniones de los obispos mexicanos que sin duda aglutinan las esperanzas de los católicos mexicanos.
Lo primero que resalta de los diversos mensajes, es la bienvenida sincera que dan a un presidente que fue elegido democráticamente y que ha despertado la esperanza de millones de mexicanos, que le dieron un voto de confianza para poner fin a la corrupción, madre de todos los vicios que como plaga apocalíptica azotan a nuestro país: crimen organizado, impunidad, violencia, narcotráfico, inseguridad y descomposición social, los obispos piden a Dios para que llegue a buen puerto la transformación puesta en marcha y que promete acabar con todas esas lacras que hoy por hoy están destruyendo el país.
Así mismo, advierten que una sola persona no podrá acabar con problemas tan complejos, es preciso el compromiso, la responsabilidad y el trabajo de todos, es imprescindible el diálogo abierto y franco para hacer llegar las propuestas que ayuden a vislumbrar soluciones realistas.
La Iglesia que es un factor social de primera línea no quiere quedar al margen de las decisiones importantes, sino más bien espera participar de la vida pública.
Si se quiere un país democrático, dijo monseñor Rogelio Cabrera, presidente de los obispos mexicanos, es necesario que todos participen, que las personas, las instituciones, los partidos, los grupos empresariales y las Iglesias, todos tomen muy en serio el rumbo del país. Abundó que los obispos mexicanos están dispuestos a colaborar y participar de forma comprometida para la mejora del pueblo mexicano.
Por su parte, la Arquidiócesis de México, con sorprendente contundencia, advirtió: “seremos colaboradores, pero no cómplices”.
El cardenal Francisco Robles, arzobispo de Guadalajara, hizo un llamado al nuevo Presidente para defender la vida, en especial la de los no nacidos, confiando en que se fortalezcan políticas públicas que defiendan la vida, desde su concepción hasta su fin natural. Así como a la familia.
En cuanto a los jóvenes abogó por que se busque un desarrollo integral y a la vez hizo una dura crítica diciendo: “no sabemos cómo se puede abonar a su sano crecimiento la legalización de la mariguana, o de cualquier otro enervante, así como las políticas públicas que promueven el libertinaje sexual.
Por último, el representante del Papa en México, el nuncio Franco Coppola, dijo que la Iglesia está dispuesta a colaborar en la pacificación del país como lo solicitó el Presidente, y ya que la Iglesia tiene a sus sacerdotes desplegados por todo el territorio nacional, conoce bien la situación de inseguridad y violencia por lo que tiene la capacidad de aportar su colaboración para atender ese grave problema.
Es alentador escuchar la voz de nuestros pastores, una voz que es firme, clara, y que no claudica al defender los valores del evangelio y el bienestar de la población.