Columnas
Si te gustan los deportes y eres fiel aficionado a un equipo, sabes festejar cuando ganas y aprendes a aceptar las derrotas y seguir tu camino.
El Cruz Azul le ganó a mis Rayados y los regios de nuevo perdieron en su estadio ante un poco más de 50 mil aficionados que nos dimos cita la noche del miércoles en el Gigante de Acero.
Desde lo lejos pude calcular unos 50 fotógrafos colocados en las esquinas de la cancha.
▶ A la distancia se veía que el favorito era el equipo de la capital, porque había más fotógrafos de lado de la portería donde ellos iban a “posiblemente” meter gol.
Claro, los metieron.
Entre ellos estaba la fotógrafa que cubre para la agencia Cuartoscuro, Gabriela Pérez, quien el año pasado recibió el Premio Anual de Periodismo 2017 “Francisco Cerda Muñoz” por su trabajo durante ese año.
En la serie de fotografías que entregó a su agencia, hubieron jugadas a balón parado, festejos de goles y por supuesto la foto oficial de los nuevos Campeones de la Liga MX.
Pero esta imagen que hoy selecciono a pesar de ser simple y que, si me pusiera exigente como editora, yo misma me autocriticaría y diría “pero no se ve en dónde están. Podría ser una foto en cualquier estadio, en cualquier fecha y festejando un gol cualquiera, porque no se ve nada de fondo”.
Todo eso que me cuestiono, es justo la razón por lo que la elegí. Porque la felicidad de estos aficionados jóvenes que quizá viven aquí en Monterrey o que hicieron el viaje para presenciar la final, apabullan el hermoso, impresionante y moderno Estadio BBVA.
Esa noche nos perdimos los Rayados en el silencio y el enojo por no haber ganado, incluso por no haber visto a nuestro equipo jugar al futbol como antes o alguna vez lo hicieron en las finales que enfrentaban.
Muchos regios se fueron antes de que se diera el silbatazo final, otros continuaban gritando y alentando al equipo y los que estaban a mi lado se guían enojados con los jugadores.
Todos sabemos la historia deportiva de ambos equipos, desde las famosas “cruzazuleadas” hasta la mala suerte que pareciera tener el nuevo inmueble del equipo de colores azul y blanco.
Así que, con más razón, les comparto esta imagen el día de hoy para cerrar la semana visual. Para disfrutar con ellos su triunfo (bien merecido), y nosotros, hacer que somos bien maduros y les aplaudimos también.
La imagen deportiva siempre está cargada de emoción, porque de eso se trata el juego, de la pasión de quien lo practica y la admiración de quien lo ve.
Estos aficionados hicieron la foto del triunfo, de una victoria anhelada, de cantar sus cánticos en casa ajena, de levantar sus celulares para grabar, fotografiar o hacer un Facebook Live y presumir que estaban allí.
No todas las áreas del estado estaban así de vibrantes. Nosotras caminamos por el interior para hacer algunas fotos, y solo esa esquina no paró de cantar y aplaudir a los jugadores que daban la vuelta olímpica con el himno del equipo local. Así que se les aplaude el doble.
Si a la hora de encuadrar, ella hubiera abierto más el lente, hubiéramos visto el vacío del estadio y las caras de los regios entristecidos mezcladas con las sonrisas de los capitalinos y se hubiera perdido la fuerza de la foto.
El chico del centro, que grita, que brinca, que siente como si hubiera corrido los 90 minutos con los jugadores; y el rostro del de alado que estira su torso, que levanta la mano y se siente campeón es muestra de la felicidad que esos dos goles causaron.
Gabriela no sólo corrió a tomar la foto oficial con la Copa en alto, sino que se dio el tiempo de ir a ver la tribuna, fotografiar un poco más, sabiendo que ya tenía cubierto lo esencial.
Eso se aplaude y se agradece. Seguir haciendo del trabajo un gusto, aunque no te guste el balompié o seas del equipo contrario, que siendo profesional o no, cala porque cala.
Ni hablar ¡Felicidades Cruz Azul!