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La presión para respaldar un segundo referéndum sobre el Brexit, ante la falta de una mayoría que apoye el acuerdo al que ha llegado el Gobierno británico con Bruselas, aumentó ayer para la primera ministra, Theresa May, y el líder de la oposición, Jeremy Corbyn.
Medios británicos aseguran que altos cargos del gabinete de May han comenzado a diseñar planes para una eventual consulta a espaldas de la jefa de Gobierno, a pesar de que ella ha recalcado su oposición a ese plebiscito.
Al mismo tiempo, una parte de las bases del Partido Laborista han iniciado una campaña para defender una consulta, aunque miembros de la dirección temen que esa opción podría dañar sus opciones electorales, dado que una parte de sus votantes defendieron el Brexit, según revela The Observer.
El también laborista Tony Blair, fue criticado por May, tras haberse expresado esta semana a favor de posponer el Brexit y convocar un segundo referéndum.
May, que aún confía en obtener concesiones de Bruselas que faciliten la ratificación en el Parlamento del acuerdo al que llegó, dijo que la postura de Blair es "un insulto al cargo que una vez ocupó".