Columnas
Adolfo Ruiz Cortines es recordado como uno de los presidentes más astutos de la historia de México. A él se debe la concepción (aunque no la fundación) del PARM, un partido político cuya función sería fingirse de oposición y aparentar la existencia de una democracia.
Inventó el partido satélite mexicano. El PARM era la forma de mantener en el presupuesto a los políticos de edad avanzada a quienes el sistema ya quería desechar sin violencia. En las discusiones legislativas trascendentes, el PARM tendría que votar siempre a favor del gobierno. Todo esto lo cuenta Mario Guerra Leal en sus memorias, un político del PARM que iba a Gobernación y a la Presidencia de la República para recibir instrucciones. Mario Guerra fue diputado (pagado por Segob para espiar a otros legisladores) y posteriormente hasta candidato presidencial “opositor”. El sistema priísta le decía cuándo y cómo golpear al gobierno, pero también lo obligaba a garantizar los votos de su bancada. A fin de mes, el Secretario de Gobernación en turno le entregaba su cheque.
El PRI se encuentra en un momento crítico de su historia. La lógica hubiera supuesto un proceso de reestructuración integral inmediatamente después de la derrota. Presentación de caras nuevas pertenecientes a otra generación. No se hizo. Se recicló y premió a los mismos generadores del desprestigio que dieron malos resultados de Gobierno. En el discurso, como siempre, se habló de escuchar a la militancia y darle voz. También, igual que siempre, en los hechos se ignora a los militantes y no tienen garantizado un voto para seleccionar a sus dirigentes. Nada cambia en un partido empeñado en hundirse y desprestigiarse.
Lo más asombroso es revisar el récord legislativo de las pequeñas bancadas del PRI. Votan permanentemente a favor de las iniciativas de Morena.
Desde la bochornosa licencia a Manuel Velasco para ser senador-gobernador avalada por todos los senadores priístas, hasta el voto por la Guardia Nacional la semana pasada, ya nadie espera que los legisladores del PRI se comporten como oposición. Todos los días, sin explicación pública, aceptan avalar cada una de las propuestas gubernamentales. Detrás de esto hay negociaciones inconfesables con el Gobierno, porque el PRI no puede presumir haber obtenido nada que se pueda decir en público. Invita a sospechar de corrupción. Montan conferencias de prensa intrascendentes o protestas minúsculas, pero a la hora de los hechos, donde importa, votan a favor del señor Presidente. Triste destino del PRI, convertirse en el PARM del Gobierno morenista.
Vale la pena que lean las memorias de Mario Guerra. Cuando dejó de serle útil al sistema priísta, el político del PARM fue acusado de corrupción, encarcelado y torturado para que no le contara a la opinión pública cómo se prestó a manipularla fingiéndose opositor. ¿Es el futuro del PRI?