Columnas
Esta semana concluí la lectura del libro que ha causado sensación en el panorama editorial mexicano los últimos dos años. Me refiero por supuesto a Temporada de Huracanes de la brillantísima escritora Fernanda Melchor. Llegué tarde a esta obra, pero llegué gracias a la recomendación de Homero Campa, curtido periodista y director de la sección internacional del semanario Proceso.
La novela es una narración violentísima en el lenguaje y en la trama. Se lee como un bofetón de la realidad en el rostro del lector. Sentimos y vivimos la pobreza, marginación, discriminación, homofobia, machismo brutal, brujería, embarazos no deseados, asesinatos, robos, corrupción, pandillerismo, crimen organizado, mafias del narcotráfico, maledicencia, intensa y permanente violencia verbal, maltratos, obscenidades, violaciones y estafas sufridas por los protagonistas de ambos sexos. No hay resquicio de esperanza que asome para los habitantes de este libro. El fanatismo, la ignorancia y la crueldad de los residentes en algunos pueblos jarochos nos hacen partícipes de lo peor que ofrece el género humano. Para quienes afirman que todo el pueblo es bueno y sabio, no estaría de más una lectura de este libro.
Víctimas y victimarios confunden sus funciones y papeles en uno de los libros más sobrecogedores de la literatura mexicana contemporánea. No recuerdo, al menos desde José Revueltas, un escritor o escritora mexicano con esa capacidad para exhibir las costras más purulentas de la sociedad en que vivimos. Miseria es una palabra que se queda corta para describir los alcances de las horrorosas condiciones de vida y costumbres de los personajes. Suciedad, muerte y un lenguaje altisonante sin tregua, dan cuenta de la podredumbre que hemos construido y a la que hemos orillado a muchísimos mexicanos. El lector no podrá evitar una sensación de culpa y desaliento hacia el final del texto.
Melchor es una narradora en toda la línea, con una destreza verbal envidiable, hábil para diseñar personajes creíbles y cambiar los registros lingüísticos con naturalidad, dependiendo quién se exprese en la novela. La trama, si bien puede resultar confusa a ratos, es retadora y emocionante por la variedad de situaciones pintadas en un cuadro social completísimo que abarca todas las edades y muchas clases sociales.
Temporada de huracanes es uno de los primeros libros de una autora verdaderamente prometedora como Fernanda Melchor. Su mirada entrenada para el periodismo le permite fijar una denuncia social contundente, pero su habilidad literaria la aleja del panfleto, la demagogia y la propaganda política barata. En la novela no hay buenos y malos, sino la exposición de la crueldad y vileza humana en su máxima expresión. Lea Temporada de huracanes y no le pierda la pista a esta escritora en los próximos años. Le dejará una impresión muy duradera.