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Travesía de una poeta

Travesía de una poeta

Suplemento viernes 18 de enero de 2019 -

Una de las figuras más valiosas de la poesía hispanoamericana, Elsa Cross se permite en la siguiente entrevista volver a distintos momentos de su trayectoria vital y literaria. Así, ofrece una visión personal del fenómeno misterioso de la escritura poética.

ALFONSO NAVARRETE

La poeta Elsa Cross (Ciudad de México, 1946) fue reconocida con el Premio Nacional de Artes y Literatura en 2016, en el rubro de Lingüística y Literatura. Nada mejor para coronar un año en que la también ensayista, traductora y catedrática celebró 70 años de vida, de los cuales había dedicado más de 50 a la poesía, género con el cual ha mantenido una relación como si de amantes se tratara, según dice ella misma en entrevista, pues nunca ha dedicado todo su tiempo exclusivamente a esta labor.

Una situación así no ha sido un impedimento para que haya producido una vasta obra que ha sido incluida en más de un centenar de antologías y doce libros en diversos países. Y para mayor orgullo, también ha sido merecedora de algunos de los galardones más importantes en México, como el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en 1989 por El diván de Antar, el Premio Xavier Villaurrutia 2007 —junto con la también poeta Pura López Colomé— por Cuaderno de Amorgós, y la Medalla de Bellas Artes en 2013, en reconocimiento a su trayectoria. En París recibió el Premio Roger Caillois, para autores latinoamericanos, en 2010, y en Lugano, Suiza, el Premio Poestate, en 2015.

Desde Naxos (1966), su primer libro, hubo en Elsa Cross un profundo interés por la mitología griega y sus referencias hacia esa tradición no han dejado de verse presentes en algunos de sus poemarios. Ella estuvo en Grecia realizando trabajos académicos, a partir de que empezó a impartir en la UNAM varios cursos sobre religiones antiguas griegas y del mundo mediterráneo. Antes de esto, también se adentró en el conocimiento de corrientes de la filosofía de la India y en la práctica de la meditación.

El gusto de Elsa Cross por la literatura estuvo presente en su vida desde niña, y en la adolescencia conocía ya temas clásicos y sabía de memoria algunos pasajes de Homero. De entre sus primeras lecturas las más representativas fueron las de poetas como Elytis y Seferis, así como Ungaretti y Cesare Pavese, quien la influyó en una etapa posterior de su vida con su libro Dialogos de Leucò.

ESCRITURA Y MITO

Con el interés de recorrer algunos hitos de su escritura, he pedido esta entrevista a una de las poetas más importantes de Hispanoamérica.

Me gustaría iniciar esta charla preguntando: ¿cómo ha cambiado su relación con la poesía a lo largo de todo este tiempo?

Nunca me han hecho esta pregunta, y creo que es muy buena. En principio, mi relación con la poesía ha sido más perdurable y constante que mis relaciones sentimentales, y me hace gracia pensarlo. Pero creo que no podría extender la comparación a la de un buen matrimonio, pues esa relación tan comprometida y formal se ha dado más bien con la academia. Y siguiendo con este símil tan bobo, la poesía habría sido más bien como un amante al que he tenido que ver casi a escondidas, en ratos que robo a las otras obligaciones. De hecho, nunca he podido dedicarle un tiempo fijo, y casi siempre me salgo de la casa para escribir o trabajar en mis poemas. Esto ha sido así desde el principio; tengo que apartarme de la esfera de la cotidianidad.

Recuerdo que María Zambrano decía que la poesía es un don, haciendo referencia a que es un bien común que beneficia a todos y al mismo tiempo no pertenece a nadie. En ese sentido, ¿recuerda las primeras veces que ese don comenzó a aparecer en su vida? ¿Desde niña tuvo contacto con la poesía?

Creo yo también que la poesía, así como la capacidad para expresarse a través de cualquier otro arte u oficio, o la intuición para las matemáticas, por ejemplo, son realmente un don. Empecé a leer poesía en la adolescencia, sobre todo, y fue también cuando empecé a escribirla, pero pude descubrirla más a profundidad durante las sesiones de taller con Juan José Arreola, que nos contagiaba a los aprendices su pasión y su sensibilidad por el lenguaje, nos hacía captar la musicalidad y la eficacia de un verso o incluso de una frase cualquiera.

Me gustaría que me hablara sobre su interés por la mitología griega desde tan temprana edad.

Leía mucho desde niña y la mitología me apasionaba cuando tenía 12 años. Me sabía las historias de los dioses mucho mejor que mis materias de clase. Me fascinaba ese mundo, aunque también leía cómics y oía rock. Es una fascinación que ha perdurado, y a veces pienso que tal vez debí haber hecho estudios clásicos más que filosofía. Pero a mediados de los sesenta, en que entré a la Facultad, pensar en estudiar griego y latín parecía casi irresponsable, ante la efervescencia de los problemas sociales y políticos.

ORÍGENES DE LA ESCRITURA

Cafés Literarios de la Juventud se llamaba el grupo a donde Elsa Cross llegó de manera accidental, cuando tenía 17 años. Ahí se congregaban algunos jóvenes que con el tiempo fueron tomando gran relevancia no sólo en la literatura sino también en la cultura de México, como por ejemplo José Agustín, Alejandro Aura, Andrés González Pagés, Federico Campbell, René Avilés Fabila, entre algunos otros. En ese tiempo ella aún estudiaba en la preparatoria; sin embargo, gracias a las sesiones de ese grupo y del taller de Arreola, supo que se quería dedicar a escribir.

Lo que Elsa Cross enseña actualmente en la Facultad de Filosofía y Letras está relacionado con la filosofía de la India, y con religiones antiguas como son los cultos mistéricos del mundo antiguo griego y de Asia Menor. Ella ha practicado meditación desde hace aproximadamente 40 años, lo que en mucho ha beneficiado a su poesía. Por ejemplo, ha obtenido de ella algunos temas, procedimientos distintos de escritura y títulos, como el de su libro Bomarzo, que surgió al escuchar en meditación los tres primeros versos, que al escribirlos dieron origen a los dos primeros cantos, de aproximadamente diez páginas. Para ella, la meditación es un recordatorio constante de nuestra identidad esencial.

También ha encontrado la relación de la meditación con la escritura en este tiempo. Desde que estuvo en un áshram, con enseñanzas de tradición hinduista, asegura haber dejado de identificarse con su papel de escritora. A partir de entonces ya no tuvo la carga de expectativas y de deseos de éxito. Eso la proveyó de mayor libertad.

Yendo un poco a sus inicios como escritora, ¿cómo surge su interés por hablar de temas sagrados, mitológicos, y relacionados a la existencia y el ser?

Surge del hecho de que, dada la altura de esos temas, me permitían dar expresión a una búsqueda interior muy profunda, de la que no habría podido ni habría querido hablar desde un ámbito o con un lenguaje más banal.

Si en su libro Naxos vemos el duelo de Ariadna, en Bacantes estamos ante el carnaval de Dioniso, donde se experimentan el éxtasis y el frenesí. ¿Ha hecho una obra pensada desde un inicio como un proyecto con temas específicos? ¿Cómo ha sido su proceso de creación?

Ha sido un proceso espontáneo; no he pensado ni proyectado nada nunca. Y me ha llamado la atención ver que, a pesar de eso, hay bastante consistencia en la totalidad de mi obra, pues cuando escribí Naxos no recordaba que después del duelo por Teseo es Dioniso quien llega a Naxos justamente a rescatar a Ariadna. La figura de Dioniso está presente en mi poesía no solo en Bacantes, sino en otros libros como El vino de las cosas, y en partes de libros más recientes como Bomarzo, Nadir y Escalas.

MEDITACIÓN Y DESBORDAMIENTO

Algunos críticos la han calificado como una poeta zen. ¿Usted está de acuerdo con eso? ¿A qué corriente o tradición se inscribe?

La mayor parte de mi poesía está justamente en el lado opuesto del zen, que pudiéramos describir como minimalista. Aunque tengo algunos libros muy ceñidos, en general mi poesía tiende a veces al desbordamiento, a seguir largos hilos discursivos (no siempre son muy evidentes), en poemas muy extensos, aunque siempre intento no caer en excesos retóricos. Sé que algunas personas creen que soy budista, pero la meditación que practico, desde hace 40 años, no proviene del budismo sino de una tradición yóguica hinduista que se llama Siddha Yoga. Es una tradición tan rica que, aun después de todo este tiempo de seguirla, siempre está llena de sorpresas. Es inagotable.

¿Cómo se fue dando su relación tan estrecha con la India?

A través de la práctica misma de la meditación. Antes de eso yo no tenía ningún interés especial por la India; me parecía bastante incomprensible, dada mi formación tan occidental. Fue a partir de haber tenido experiencias muy profundas de meditación que me interesó conocer su filosofía y sus escrituras.

¿Y qué enseñanzas hindúes cree que son las que más la han influido al escribir poesía?

Fundamentalmente, las ideas de la unidad del Ser y la omnipresencia divina.

Como maestra de religión qué opinión le merece la poesía no como literatura sino como un acto de fe. Recuerdo que Octavio Paz decía que siempre antes de dormir solía leer un poema porque para él era como su estuviera orando. ¿Qué piensa al respecto?

Creo que es muy válido. Yo le pregunté una vez a Paz si él habría seguido algún camino espiritual, y me respondió que su único camino había sido la poesía. Me encantó. En mi caso, la poesía no ha sido un camino sino un acompañante en el camino.

Se habla mucho de la "mediumnidad" que sufren algunos poetas. ¿Usted qué opina de este elemento al momento de escribir poesía?

Ha habido en algunos de mis poemas un impulso incontenible de inspiración, que me ha llevado a escribir diez, doce o catorce cuartillas de golpe, pero nunca he sentido nada parecido a la “mediumnidad”. Ese fenómeno muy posiblemente sí fue básico en Pessoa.

Hablando un poco de los escritores de su generación, no encuentro otro punto más cercano con su escritura que la maestra Esther Seligson, quien también pone a la India y a lo religioso en el centro de su poesía. ¿Usted encuentra vasos comunicantes con ella o con otros escritores de su generación?

Esther y yo tuvimos siempre gran cercanía, y yo sentí mucho su pérdida. Pero, aunque Esther viajó a la India y al Tíbet y tiene muchos poemas que surgieron en esos viajes, el verdadero centro de su búsqueda era la Cábala, que estudió a fondo. Coincidíamos, en el curso de algunas conversaciones, en que finalmente la Cábala o filosofías hindúes como algunas de las escuelas shivaítas de Cachemira, que son tradiciones tántricas, coincidían en muchas cosas. En la obra de otros poetas, como Sergio Mondragón y Alberto Blanco, se hace presente también una contemplación de la realidad imbuida por el budismo y el taoísmo.

¿En todos estos años qué le debe usted a la poesía (o ella a usted)?

No creo que ella me deba nada. Yo soy la que está en deuda, pues le debo haber enriquecido mi vida incesantemente y haberla llenado de belleza.

PARA CONOCER A ELSA CROSS

¿Dónde y cuándo nació? 6 de marzo de 1946 en la Ciudad de México

¿Cuál es su lengua materna? El español

¿Qué estudios realizó? Maestría y doctorado en filosofía por la UNAM

¿Qué premios ha obtenido?

Premio Nacional de Poesía Aguascalientes

Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines

Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores

Premio Roger Caillois

Medalla Bellas Artes

Premio Poestate

Premio Nacional de Artes y Literatura

¿Qué ediciones recientes puedo conseguir en librerías?

Poesía completa, FCE


Insomnio, Ediciones Era

Más rojo bajo el sol, Vaso Roto


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