Girón, un parteaguas para México

Columnas martes 14 de enero de 2020 - 09:05


La muerte de Carlos Girón es algo triste para los clavados. Él empezó esta disciplina en Acapulco; se aventaba por monedas, perfeccionó su técnica y fue uno de los mejores que ha tenido México en la historia de este deporte.

En sus Juegos Olímpicos de Moscú 1980, para mí fue medalla de oro, después de que el ruso repitió su clavado; posteriormente tuve la oportunidad de conocerlo. Me vio como clavadista; estuvo transmitiendo los Juegos de Río 2016 y le tocó mi competencia en clavados sincronizados, en los que estuve con Rommel Pacheco y sí, hubo algunos consejos: “No te preocupes, todo llegará en el momento en que tiene que llegar. Ni antes, ni después”. 

En lo poco que conviví con él, nos daba consejos de bien, como qué hacer en el trampolín, de cómo me sentía y siempre fue una persona respetuosa, amable, inteligente y muy sencilla.

Parte de sus consejos, fue el de tratar de manejar las emociones y el entorno. Obviamente eran diferentes (los entornos) en 1980 a 2016; las redes sociales no existían, en ese entonces se veía más televisión, ahora me parece que son más las redes sociales y pues no había tantas distracciones como las hay ahora. Me dijo: “Tranquilo, yo te veo maduro”, esto cuando Rommel y yo quisimos repetir el clavado en Río 2016, que no se pudo. 

En aquel entonces Girón me externó: “Esto te va a enseñar mucho, vas a aprender demasiado de esto y vas a crecer; te va a forjar más carácter para las próximas competencias”.

Girón fue un parteaguas para que México ganara medallas olímpicas, a partir de él, si ya lo había hecho un mexicano, empezaron a surgir otros como Jesús Mena y Fernando Platas, que después de Platas, no ha habido otro medallista mexicano en trampolín de tres metros, entonces tiene que caer este año.

Es necesario tener un referente de la disciplina porque eso agranda la visión, Girón lo fue. Si no los tuviéramos, no nos percatamos hasta donde ha llegado el nivel de México y con ellos sabemos que se puede aspirar a grandes cosas, en este caso llegar al oro olímpico. El mío es Fernando Platas, porque tuve más contacto con él, desde los 10 años, cuando entre al Comité Olímpico; lo vi ganar la medalla de plata en Sídney.

Tanto a Girón como a Platas, los admiro. Se va Carlos, pero queda su imagen plasmada eternamente en los clavados de México y en el mundo. Mientras hago campamentos en Mérida para empezar las Series Mundiales en clavados sincronizados con Rommel Pacheco, en Beijing, China y después los Nacionales en México rumbo a Tokio, les recomiendo que disfruten los clavados.

Siempre es importante conocer y saber qué pasa con un atleta de alto rendimiento, saber de dónde sale. Carlos Girón surgió de la nada y se convirtió en todo. Esto también sirve para que la gente se de cuenta que no necesitas nacer en cuna de oro para ser grande.
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/CR

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