Las lesbianas no queremos ser padres, somos madres

Columnas viernes 26 de mayo de 2023 - 01:00


Escribo estas líneas después de un largo día de trabajo, una semana en la que el trabajo que realizo como técnica en el Congreso de la Unión se ve reflejado en una constitucional que indudablemente marcará un cambio en el rumbo de las futuras elecciones de México y en la vida del servicio público, pienso en lo adverso que fue llegar hasta este día en el que se declara Constitucional la llamada reforma 3 de 3, meses de trabajo y de constancia, meses de golpes políticos a la representante popular que me da la oportunidad de colaborar en su equipo, una mujer que tuvo la sensibilidad para hacer suya la causa y que la ha defendido hasta verla materializada, hoy es una realidad.

Pienso entonces en mi familia, en esa gran enseñanza de vida porque siempre rebelde de la casa, la que todo cuestionaba en la escuela e incomodaba con sus preguntas a todos, porque a veces hay que decirlo los maestros no siempre tienen todas las respuestas.

De mi familia aprendí que siempre había que había que mirar a la cara a las personas, sin importar si nuestras acciones eran erradas o acertábamos, lo más importante siempre era hablar con verdad y mirar de frente ante cualquier problema, vaya enseñanza de la infancia que ahora es herramienta para la vida en el servicio público y la política. En este momento tan difícil en el que vive México es importante tomarse un momento para reflexionar ¿Qué hemos hecho nosotros como personas en sociedad por como agentes de cambio?, la respuesta es quizá muy poco, porque estamos frente a una total desintegración de la familia y con ello de la sociedad misma, porque la superficialidad y el materialismo invaden las acciones del ser, porque hemos dejado de mirar a la cara al otro y con ello la expresión del alma, somos sobrevivientes de una pandemia y aun así seguimos en la insensibilidad. ¿Cuál fue el aprendizaje de vida que tuvieron en su familia para llegar sin mirarse a la cara y ver que somos diversos?.

Porque de la familia tengo el ejemplo más claro del amor profundo e incondicional, ese amor que enseña respeto a la otredad, solidaridad, fraternidad, responsabilidad, libertad, empatía y compromiso social, de la familia aprendí la consciencia y la determinación para tomar decisiones por difíciles que estás sean, deben ser desde la reflexión y con sentido humano. Asumir la realidad como sociedad implica que las familias hoy somos diversas y las mujeres lesbianas merecemos ser visibilizadas, el amor que sentimos por otra mujer no tiene rol alguno asignado, porque el amor es lo que muestra vida y el deseo de ser madres también. De ser la madre que enseñe y no imponga, la madre que guíe con amor y comprensión, la que enseñe a mirar a la cara al otro como iguales.

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/CR

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