Los números haciendo política

Columnas miércoles 14 de octubre de 2020 - 00:50


“Cuanto más se aplica un indicador cuantitativo para las decisiones sociales, tanto más distorsiona y corrompe los procesos sociales que debería observar”

Donald T Campbell

Por Gabriela López Gómez
CEO&Founder Polilogy

En el proceso de selección de candidatos de Morena, los números han acentuado la crisis de gobernabilidad que sufre el partido del Presidente. Primero, por su incapacidad de asumir la responsabilidad democrática de constituirse, por sí misma, en una fuerza que capitalizara el sentimiento que le dio a López Obrador el apoyo electoral más grande en la historia del México moderno. Pero también por la necesidad de poner exigencia democrática a la tarea de medir.

El partido decidió cuantificar con números a los participantes a su dirigente, como si se tratara de calificar el sabor de un producto o si intentara medir la satisfacción ciudadana con un servicio público. Lo hizo quizá intentando eliminar la duda y la crítica mediante el apoyo de la supuesta objetividad de los números y logró justo lo contrario.

Basta observar cinco decisiones en las que se basó el proceso para observar algunas limitaciones:

¥ Solo cinco empresas cumplieron con los requisitos establecidos por el INE, pero se requerían seis para realizar el levantamiento, así que una empresa tuvo que participar dos ocasiones; 
¥ No se pidió que las empresas no fueran proveedoras de los participantes del proceso, por lo que al menos una de ellas levantó cuestionarios para el proceso de elección de su cliente.
¥ Para poder hacer un ejercicio “válido”, los encuestadores tuvieron una discusión de horas y horas para diseñar una metodología que no podrá ser replicable -así lo declaran ellos mismos- pues crearon un proceso Frankestein en el que cada empresa desarrollaba una parte del proceso, juntaban las bases de datos y procesaban los resultados. Y entonces si no es replicable, pierde confiabilidad.
¥ La encuesta se aplicaría a quien se declarara simpatizante o militante, pero para participar no tenía que demostrarlo.
¥ Fueron las encuestadores, los técnicos, quienes eligieron las variables a medir y por lo tanto, los que excluyeron otros indicadores que hubieran podido ser más útiles.


Por supuesto que hay otras razones más, pero en este caso, el resultado del proceso no cumplió con el propósito por el que fue planteado. Como se sabe, una medición se usa para tomar decisiones y las decisiones que han resultado del proceso metodológico han empeorado la posición democrática de Morena y del propio presidente.

El problema en democracia es que los números muchas veces han servido para dejar de tomar decisiones, como cuando un gobernador mide para vigilar que su imagen no se deteriore y deja de gestionar decisiones difíciles para evitarlo.

Cuando los políticos renuncian a su liderazgo para constituir su partido, y se delega en procesos metodológicos la decisión, los números hacen política, por eso resulta fundamental poner los ojos en estos ejercicios demoscópicos y exigir su profesionalización y autoreconocimiento del rol que juegan para mejorar, o en este caso, empeorar la democracia.




NOTA: Felicito a Contrarreplica por contribuir durante dos años para mejorar el ejercicio de la democracia. ¡Enhorabuena por su labor!

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/CR

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