Nos vemos en las urnas

Columnas jueves 03 de junio de 2021 - 01:00

Fabiola Sierra

Estamos a solo 3 días de las elecciones en México. El próximo 6 de junio estarán en juego 21,368 puestos de elección popular y, con ello, la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación. Las joyas más deseadas son la Ciudad de México, Nuevo León, Sonora y la renovación total de la Cámara de Diputados. Los ciudadanos castigaremos o premiaremos el ejercicio del poder del presidente López Obrador quien, sin aparecer en la boleta electoral, ha jugado un papel relevante en todo el proceso de campaña.

Hace 21 años que los mexicanos conocimos el poder del juego democrático. Con la consigna de “sacar al PRI de Los Pinos”, Vicente Fox llegó a la presidencia de la República representando al PAN, sin embargo, en 2003 perdió 54 curules en la Cámara de Diputados, transformando las elecciones de ese año en un plebiscito reprobatorio sobre la eficiencia del gobierno en turno. Y es que, en elecciones intermedias, lo usual en las urnas es el castigo al ejercicio del poder y, la excepción, es la ratificación del mandato.

Todas las encuestas disponibles apuntan a la derrota del inquilino de Palacio Nacional, lo que no queda claro es de qué tamaño será esta derrota. Para poder enfocar de forma precisa la toma, hay que incorporar tres elementos al análisis.

Primero, el círculo rojo en contra. Hace un par de semanas, López Obrador señaló ser víctima de un bombardeo constante de las personas con nivel académico “de licenciatura hacia arriba”. Fiel a sus costumbres, en una sola caja metió a todo aquel que no ve con buenos ojos sus estrategias de gobierno, ni sus políticas públicas. Aquellos que han encontrado eco y razón en analistas de distintos medios que plasman en blanco y negro sus críticas que calan tan hondo en el nombrado por The Economist como “el falso mesías”. Cabe recordar que en 2018 el círculo rojo no estaba en contra de las posturas del hoy presidente, le dieron incluso un voto de confianza ante el hartazgo del sexenio peñista.

Segundo, la capacidad de transformar en votos los apoyos gubernamentales. Si algo sabía hacer bien el PRI, era ponerle aceite a la maquinaria electoral para que el subsidio a la población vía programas sociales se transformara en votos efectivos. En Morena pueden pensar que, si el gobierno federal da becas a 20 millones de personas, esto se convierte automáticamente en igual cantidad de votos, pero les está faltando en la deducción la segunda derivada, que implica movilizar el día de la elección a todas estas personas y que, efectivamente, voten por Morena. López Obrador en 2018 recomendaba a la gente tomar lo que les dieran y votar por quien quisieran, este fenómeno puede ser una realidad el próximo domingo.

Finalmente, hay que considerar a toda la gente que no salió a votar en 2018 y que hoy está dispuesta a hacerlo sin importar lo que digan las encuestas respecto a la popularidad presidencial. Las elecciones intermedias son menos atractivas que las presidenciales y es el momento exacto para ver la fuerza de movilización que tienen los partidos políticos.

Nada de esto está valorado en las encuestas y será hasta la noche del 6 de junio cuando sabremos de que tamaño ha sido la herida que el presidente lleva en su cuerpo.

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/CR

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