Entre el "bloque central" y los republicanos, el espejismo de la "base común"
Global miércoles 25 de junio de 2025 - 08:56
AFP
Del programa energético a la ley electoral París-Lyon-Marsella, del texto de "simplificación" a la representación proporcional, a la espera, el jueves, del nicho parlamentario de la UDR de Éric Ciotti, la "base común" entre el bloque central y Les Républicains muestra su desunión y desorganización, menos de un año después de su nacimiento.
La crisis política, en curso desde la disolución, ha generado su propio vocabulario: la "coexistencia exigente" entre Michel Barnier y Emmanuel Macron. Es difícil, de hecho, hablar de cohabitación con los macronistas en el gobierno. O, mejor dicho, de "corresponsabilidad", el término que François Bayrou usó para referirse a su relación muy laxa como primer ministro con el jefe de Estado.
Lo mismo ocurre con el núcleo común. Tras no haber logrado formar una coalición formal para 2022, la derecha y el bloque central macronista formaron una alianza conveniente tras la disolución para expulsar al Nuevo Frente Popular de Matignon. La manifestación más concreta de este núcleo fue la reelección de la macronista Yaël Braun-Pivet para la Asamblea.
Pero durante casi un año, esta "base" ha estado haciendo alarde de su fragilidad. "Cuando esta coalición ni siquiera es capaz de acordar un contrato (...) se desmorona con cada votación difícil. Han visto claramente que con cada votación difícil, no hay una base común", resumió fríamente Édouard Philippe, director de Horizons, el martes.
Ilustración del proyecto de ley rechazado en la Asamblea Nacional por el senador Daniel Gremillet, de LR, sobre la trayectoria energética de Francia. Al igual que la izquierda, el bloque central (Renacimiento, MoDem, Horizontes) votó en contra, enfrentándose a la Agrupación Nacional y su aliado, la UDR. LR, por su parte, se abstuvo por abrumadora mayoría, tras haber presentado una enmienda, apoyada por la extrema derecha, que establecía una moratoria a la energía solar y eólica. El líder del grupo macronista, Gabriel Attal, denunció un "eje antiecológico".
Otro ejemplo: el proyecto de ley de simplificación, inspirado inicialmente por Macron, pero complementado durante su debate en la Asamblea con enmiendas de LR y RN que eliminaban las zonas de bajas emisiones (ZBE) en los centros urbanos. En esta ocasión, LR, MoDem y Horizons votaron a favor del texto junto con RN y los ciotistas. El grupo macronista había anunciado que votaría en contra. Sin embargo, una cuarta parte del grupo (8 a favor, 14 abstenciones) no siguió las instrucciones, y el texto fue aprobado.
- "Desmovilización" -
Hay muchos otros puntos de desacuerdo. Y, al igual que el proyecto de ley de "simplificación" entre los macronistas, a veces genera divisiones dentro de cada partido. El bloque central está mayoritariamente a favor de reformar el sistema de votación municipal en París, Lyon y Marsella, pero entre los LR, los diputados lo aprobaron y los senadores se opusieron abrumadoramente.
La representación proporcional también promete ser un verdadero dolor de cabeza. El bloque central está dividido: el MoDem de François Bayrou está históricamente a favor, Horizontes de Edouard Philippe se opone firmemente, y Renacimiento busca su lugar. La LR (República Francesa) se opone firmemente, e incluso Bruno Retailleau sugiere la salida del gobierno. Y la derecha apunta a la posibilidad de que se apruebe un proyecto de ley con la mayoría de los votos de la oposición (izquierda, Agrupación Nacional), pero una minoría en el "núcleo común".
Llegará un momento decisivo. No se puede perdurar si se depende en un momento dado de la Agrupación Nacional (RN) y el Movimiento de Liberación Nacional Francés (LFI). Hay una base común, advierte una fuente de LR en el Senado.
Pero "no hay ningún punto en común, en el mejor de los casos un acuerdo de no censura", afirma el vicepresidente macronista de la Asamblea, Roland Lescure.
En el centro de esta ecuación está François Bayrou. Debilitado por el fracaso del cónclave entre los interlocutores sociales sobre las pensiones, y encaminándose lentamente hacia la censura en la Asamblea Nacional durante la revisión presupuestaria, el primer ministro está recibiendo críticas dentro de su propio bando. "No entiendo por qué no celebró reuniones intergrupales. Ni una sola. Y demostró algo de autoridad", lamenta un exministro macronista.
"Está haciendo lo que puede en un contexto político terrible", modera una de sus ministras. También señala "una forma de desmovilización del núcleo común. Como resultado, se está convirtiendo en una partida de ping-pong, o incluso en una alianza entre el LFI y la RN".
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SG/CR
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