Hasta pronto Lucas

Columnas miércoles 21 de agosto de 2019 - 01:34

Ningún tema por más controversial, fuerte, indignante y cruel que haya sido me ha costado tanto dolor como escribir estas líneas para decirle “hasta pronto” a Lucas, mi viejo pastor inglés que casi por 13 años me acompañó en la dura lucha que representa el vivir día a día.

Hoy, con su partida, me queda rota el alma porque no encontraré a nadie que me escuche sin juzgarme, que me comprenda sin fastidiarse, que me ame sin algo a cambio y que me espere feliz al verme.

Si, estas líneas son para mi perro, un ser vivo que nació en algún criadero clandestino del Estado de México donde prolifera la reproducción ilegal y brutal de cachorros. Lucas llegó a mi vida cuando apenas tenía mes y medio de vida y fue el mayor regalo y bendición que pudo darme Dios.

Lucas no fue un perro cualquiera, desde que lo vi supe que era especial, que tenía una misión que cumplir en esta vida y vaya que la cumplió: ayudó a miles de animales a tener un destino feliz, a demostrar que son animales que razonan y sienten como cualquier persona, con la diferencia enorme de que ellos, los perros, si saben amar incondicionalmente y perdonar lo mal que los tratamos.

Tal vez para algunos, sobre todo para quienes nunca han tenido un perro en su familia, me consideren cursi por dedicar mi columna a un animal. Sin embargo, quienes han tenido la fortuna de convivir con un perro sea de raza o criollo entenderán el dolor por el que estoy pasando. Lucas fue mi todo. Nunca provocó mis lágrimas, solo supo darme felicidad y momentos inolvidables  que llevo marcados en el corazón.

Este maravilloso perro bicolor de gran pelaje, ojos negros aderezados con un tono rosita alrededor de sus parpados y su nariz redonda y negra
como pelota me entregó sin pedirme nada su vida entera. Aguantó mis noches de desvelo, mis tristezas y corajes poniendo su cabeza sobre mis piernas para relajarme; caminó a mi lado protegiéndome como lo hacía mi padre y absorbió mis enfermedades.

Lucas se convirtió en mi mejor amigo, en el confidente ideal para contarle mis desventuras y mis éxitos; me abrazó con sus enormes patas blancas y me besó infinidad de veces el rostro en agradecimiento por haberlo tratado con dignidad, respeto y amor. ¡Le quedo a deber!

Él, mi Lucas, me dio la fuerza y la valentía para enfrentarme a los maltratadores de animales y sacar adelante el artículo 13, inciso B de la Constitución de la CDMX que reconoce a los animales como seres sintientes.

Fue imagen de muchas campañas en pro del bienestar animal y con su ternura e inteligencia se ganó el amor de muchísimas personas.

Lucas me dio una gran lección de vida: amar sin esperar que te amen y escuchar sin esperar que te entiendan.

Sí, lloro su partida, esperanzada en que ahora que es polvo de estrella siga guiando mi camino y venga por mi para ayudarme a cruzar el río que nos lleva ante Dios.

•Egresada de la EPCSG. Exdiputada constituyente.
Defensora de los derechos de los animales y
fundadora de "Ángeles Abandonados

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/CR

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