A lo chino

Es un hecho conocido que los grandes capitales, desde hace décadas, vieron las posibilidades de abaratar sus costos de producción moviendo su industria a China. Las ventajas ahí, que son muy políticamente incorrectas de enunciar, empiezan por la mano de obra, que raya en la servidumbre medieval. Pero ese país también atrae a los grandes consorcios como objetivo final, que ven a los 1400 millones de consumidores chinos con verdadera lujuria.

Algunos medios especializados prevén que otros países desplazarán a China en cuanto a ritmo de crecimiento, aunque se apresuran a aclarar que, en términos absolutos, el tamaño del PIB de China seguirá siendo mayor que el del resto de la región, sumada. Sin embargo, la sola comparación del crecimiento relativo nos dice que el cambio en las cadenas de suministro global ya está ocurriendo y se prevé que la tendencia continúe. El problema es que buena parte del offshore no se convertirá en nearshore. Es decir, saldrá de China, pero se quedará en Asia.

Tailandia e Indonesia se están convirtiendo en centros regionales para las cadenas de suministro de vehículos eléctricos. Malasia, Singapur y Vietnam están expandiendo la producción de semiconductores en diferentes partes de la cadena de valor, mientras que la región se está beneficiando ampliamente de un auge en las inversiones en centros de datos.

Mientras tanto, los países Latinoamericanos están ocupadísimos poniendo cláusulas constitucionales de muerte cruzada en regímenes presidencialistas e invadiendo embajadas para sustraer individuos de gobiernos anteriores. Si la región sigue sin acusar recibo, las empresas con mayores beneficios y que permiten desarrollar tecnología propia, seguirán estando fuera del subcontinente, y AL seguirá siendo la sede de la industria pesada de los países ricos, nada más.

Aunque, en justicia, el ejemplo de Tailandia como parte del desplazamiento de inversión nos dice que tampoco es un tema exclusivamente de estabilidad política, porque en ese país la suprema corte recién descalificó al primer ministro que ganó el voto popular, bajo el cargo de haber criticado en una entrevista a la familia real (Tailandia es una monarquía constitucional) hace más de 10 años.

Lo que es un hecho es que alguien debería estar analizando las ventajas competitivas que sigue teniendo Asia sobre AL, en tanto que las corporaciones prefieren seguir estando allá. Si es un tema de cultura laboral, de inexistencia de derechos humanos (puede ser, sobre todo laborales) o algún elemento que pueda desarrollarse para ser más competitivos. Porque la comparación regional no dará para mucho. De nada le sirve a México ser más competitivo que Argentina, si las inversiones están decidiéndose entre Vietnam y Malasia.

Por su parte, China ha comenzado también una estrategia de nearshoring, lo que es un efecto interesante, creo que imprevisto por occidente. Y tiene sentido, puesto que las sanciones de USA y Europa van contra los productos fabricados en China, mas no pueden ir contra el capital chino en general. En ese sentido, el país asiático está llevando su producción a países cercanos para eludir las sanciones. Esto no es parte de la estrategia Belt & Road de los chinos, que hoy está más bien fracasando. Es una estrategia de inversión foránea tradicional. Copiada de occidente. Para variar.

En América Latina, la región experimentó una reducción en la inversión extranjera, siendo México el país que más afectado estuvo, seguido por Brasil. Quizás no esté relacionado, pero al menos debería acararse que la baja no está asociada a que en ambos países haya gobiernos hostiles al capital extranjero en sectores que considera estratégicos y sus recursos naturales, con tintes ideológicos nacionalistas. Destaca que China disminuyó sus inversiones en la región los últimos dos años, lo que puede significar un cambio en su política exterior en general. Si por alguna razón ha dejado de ver América Latina como un enclave estratégico como puerta de entrada a USA, habrá que ver dónde está ahora colocando sus piezas, porque seguramente su plan de apoderarse del mercado global, no ha cambiado.