“Amigos” del hijo de Colosio

Columnas miércoles 08 de junio de 2022 -

A Luis Donaldo Colosio Murrieta le sobraban dedos de las manos para contar su número de amigos. No era amiguero, mucho menos a partir de descubrir micrófonos en su oficina, en su teléfono. Espiado y no precisamente por la oposición, sino por gente con la que compartía la misma bandera partidista. No se esmeró en dar con los autores, lo que hizo fue ordenar a su equipo de logística, revisión y limpia, antes de ocupar nueva oficina.

Después de que le quitaron la vida en Tijuana, aparecieron muchos amigos y confidentes. No lo eran. A ninguno de los colaboradores confiaba secretos. Colosio se volvió reservado, extremadamente cauteloso. Ni a su esposa le daba detalles de las actividades que realizaba como aspirante presidencial. También a la familia la mantuvo a distancia, a su mismo papá.

Quienes fueron amigos de verdad, nunca salieron a dar la cara para presumir que eran los amigos, ni para pedir compensaciones económicas ni exigir cargos públicos, como lo hicieron otros.

Había fila de “colosistas”. Hasta los que habían jugado una o dos veces tenis con el sonorense, nada más, se sintieron autorizados para divulgar una amistad o cercanía que nunca existió.

Llegó a tal punto su oportunismo que encontraron la forma de hacerle saber al hijo, Luis Donaldo Colosio Riojas, actual alcalde de Monterrey, que ellos fueron grandes amigos de su padre.

El nombre de Colosio Riojas ha sido la novedad en resultados de encuestas, entre los primeros lugares. Se entiende y explica por la herencia política de su padre, por el final trágico que conmovió al país y no se olvida. No obedece a la trayectoria del muchacho; por eso hace bien en no festinar ni sentirse en la antesala de la candidatura presidencial.

Para nada ha echado las campanas a vuelo, tampoco perdido piso. Mantiene la discreción. Los que imaginan escenarios palaciegos son los que están acostumbrados a usufructuar el poder y creen que pueden ganarse la confianza del joven Colosio, al que ven como aspirante para el 2024.

Era muy pequeño cuando mataron a su progenitor. No hubo oportunidad de estrechar su relación, el papá estaba dedicado de tiempo completo a la política y a buscar la candidatura.

Por eso el hijo, por esa falta de información, siempre ha mostrado interés porque le platiquen lo que hacía y decía su padre. Ha escuchado toda clase de relatos. Nada sencillo distinguir la verdad, difícil identificar a los que son amigos y a los que solo ven intereses.

Al paso que va y si se mantiene en las encuestas, le sobrarán voces que tratarán de endulzarle el oído, convencerlo de que tiene perfil para alcanzar el poder presidencial y atender al pueblo con sed de justicia.

Sabedores de que le falta experiencia, buscarían guiarlo y motivarlo para que participe, con el argumento de que un buen equipo de asesores “amigos” lo ayudarían a gobernar.

Si al papá Luis Donaldo Colosio Murrieta le sobraban dedos de las manos para contar amigos, al hijo, Luis Donaldo Colosio Riojas le faltarían para contar a quienes suspiran por ganarse su amistad, resultado del imán que significa sobresalir en las encuestas presidenciales.

Es real la posibilidad de que el número de “amigos” le crezca como crecen las plantas silvestres.

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