¿Cómo pinta el 2023?

Agoniza el 2022 y añoramos un mejor año nuevo. Sin duda esperamos un país más seguro y una economía reactivada que fomente el empleo, aliente el crecimiento y, como augura el gobierno, llegue el verdadero bienestar a las familias mexicanas. Pero solo son buenos deseos. La realidad es otra. Consecuencia de un nulo crecimiento desde hace cuatro años, al borde de la recesión, con una espiral inflacionaria no vista desde hace tres décadas, los pronósticos no son nada alentadores.

Entraremos al 2023 con un crecimiento del 0.9 por ciento, con cuatro millones más de nuevos pobres, sin muchas expectativas de inversiones extranjeras dada la estatización de nuestro modelo económico, amén de enfrentar, seguramente, paneles internacionales por los reclamos norteamericanos y canadienses ante el incumplimiento del T-MEC. El PIB tendrá un raquítico crecimiento y continuará el alza de las tasas de referencia; se pronostica para el segundo semestre del año venidero una recesión de la economía americana que seguramente nos arrastrará, dada la dependencia con nuestro mayor socio comercial. También la inflación norteamericana afectará el envío de remesas -esas de las que tanto presume el gobierno como palanca de la economía, cuando es una vergüenza que la gente emigre para conseguir oportunidades de empleo y educación-, de los paisanos a sus familias. Para el segundo semestre disminuirán.

Sin duda, la política energética nacional que impide la participación de inversionistas foráneos en la generación de energías limpias para el desarrollo de la industria y la sobreprotección a las empresas paraestatales, frenarán el crecimiento económico; ello provocará desempleo y desvió de recursos públicos para mantener artificialmente a dos dependencias en quiebra. Si realmente queremos crecer, no hay que estatizar la economía y se debe procurar la seguridad jurídica de los inversores.

¿Qué más obstaculiza nuestro crecimiento, además de la inflación y las condiciones externas? La inseguridad. Estamos en el último tercio del sexenio y la falta de una política pública de seguridad ahuyenta la actividad económica nacional y la entrada de los capitales extranjeros. Sin una estrategia clara que contenga la violencia y las acciones del crimen organizado -más allá del narcotráfico-, poco avanzaremos hacia un estado de bienestar. Recordemos que se ha perdido la gobernanza en la tercera parte del territorio nacional al permitir que la delincuencia suplante a las autoridades formales y extienda su imperio criminal a actividades como el secuestro, la extorsión y el cobro por derecho de piso. Los empresarios, inermes, tienen que cubrir cuotas pecuniarias para mantener sus negocios, ante la pasividad de las autoridades.

Pero, no debemos ser tan pesimistas, el país es más grande que sus problemas y la gente, que no la burocracia, sacará adelante a México. Trabajadores, campesinos, emprendedores, sobre todo los pequeños y medianos, la clase media -tan denostada-, los científicos e investigadores y universitarios darán la batalla para impedir que los yerros gubernamentales quiebren a una gran nación. Amigo lector, de corazón, deseo que un venturoso 2023 traiga a su hogar paz, tranquilidad, salud y bienestar. En nosotros está el cambio y el crecimiento.

Apostilla: Alienta saber de alianzas estratégicas en tecnología de empresas globales de la salud con universidades mexicanas. La multinacional de dispositivos médicos Becton Dickinson y el sistema de salud del Tecnológico de Monterrey -TecSalud-, crearon un protocolo que ayudará a que los pacientes experimenten menos molestias y más comodidad ante la colocación de un catéter y a que el personal de enfermería tenga mayor precisión al primer intento de colocación, lo que se traducirá en menos sufrimiento para los enfermos. El protocolo estandarizado en el manejo de accesos venosos periféricos, creado por Tec-Salud, en colaboración con BD, se puede aplicar en hospitales públicos y privados. La empresa global médica contribuyó con tecnología y capital humano, mientras que la universidad aplica, capacita y supervisa al personal hospitalario.