2021 comienza bravo

1. La confianza y las verdades. Después de 24 meses de insistir en que la arbitrariedad del Gobierno federal generó la crisis de confianza que, hoy por hoy, explica el grado de debilidad en el que nos encontró la crisis asociada a la pandemia Covid-19 y, desafortunadamente, continúa y lastra la recuperación de la economía, al mantener alejadas las inversiones productivas que podrían crear los empleos que tanto necesitamos, finalmente este mes cambió algo… para mal. A las decisiones arbitrarias del Gobierno federal, ahora hay que sumar mentiras absurdas, como la de CFE al ostentar un oficio “patito” para explicar que un supuesto incendio atípico provocó el mega-apagón del 28 de diciembre, y que más rápido que pronto quedó exhibido como una falsificación. A eso súmele la explicación del optimismo presidencial basado en la producción de combustibles de Pemex, dada por el mismo presidente López Obrador el 2 de enero, y que se desplomó como castillo de naipes cuando el 5 de enero SHCP y Pemex dieron a conocer datos en los que se observa que la producción de la petrolera es la más baja en 30 años. ¿Creerán de verdad que a los inversionistas les gusta poner su dinero en un lugar donde les cambian a cada rato las reglas y, encima de eso, les mienten sistemáticamente?

2. La confianza y las instituciones. Como si la discrecionalidad en la toma de decisiones y las medias verdades, que son medias mentiras (Sabina dixit) y la tergiversación de la realidad le faltara algo, además de la intentona de meter mano en la autonomía de Banxico, presentada en diciembre, hay que incorporar la posibilidad de desaparecer el INE y que, como en las épocas de los “fraudes patrióticos” ya fueran a Andrew Almazán, Ernesto Rufo o Cuauhtémoc Cárdenas, la organización de las elecciones esté en la Secretaría de Gobernación. Es decir, no sólo se le dejará de dar certeza a los mercados en el manejo de la economía; ahora también habrá incertidumbre por el retroceso político y las dudas sobre las transmisiones pacíficas y democráticas del poder en el país.

3. El costo de la desconfianza. Si alguien cree que lo anterior es el resultado de mi febril imaginación liberal-liberal y democrática, y el rosario de datos negativos en el interanual de la Inversión Fija Bruta no le indica absolutamente nada del costo que la desconfianza tiene para México, les sugiero que tomen en cuenta que la salida de valores gubernamentales registrada en 2020, que es la mayor de la historia con 254,729.52 millones de pesos. Supera la salida 83,507.22 millones de pesos de 1995 y la de 20,612.05 millones de pesos de 2016.

4. El espejo Trump. El 6 de enero las terribles escenas en Washington dejaron claro que tan dañino puede resultar, aun para el régimen democrático presidencial más antiguo y consolidado del mundo, un Presidente “iliberal”, demagogo, mentiroso e incapaz de entender la importancia de las instituciones que limitan el ejercicio del poder. Por favor que la opinión pública tradicionalmente antinorteamericana ni diga nada, porque antes de burlarnos de lo que pasa en la casa del vecino habría que voltear a ver que es lo que se está preparando en nuestra propia cocina.

5. 2021. Más allá de los retos que presenta 2021, aprovecho este espacio para desearle a todos los lectores, al igual que al personal de Contra Réplica que tan amablemente me acoge semana tras semana, que tengan salud, crecimientos y, sobre todo, retos superados. Este año nuestra casa compartida, que es México, va a necesitar de la mejor versión de nosotros mismos.