CÓDIGO DE INGRESOS

Por GUADALUPE ROMERO

HASTA LOS MEXICANOS SOMOS DIFERENTES

En la historia de la humanidad es inexistente una persona idéntica a otra, ni las personas gemelas o mellizas son iguales; no tendríamos porqué serlo los mexicanos, por lo que pregunto ¿cuál es la necesidad de insistir en la división? En argumentar buenos resultados con base en una diferenciación entre malos y buenos, entre pasado y presente, entre las estrategias de la economía “neoliberal” y las del “pueblo bueno”.

Nos sentimos ya inmersos en campañas políticas y en el apuntalamiento de las llamadas “corcholatas”, aquellos que ya son vistos como los meros-meros candidatos para continuar con el trazo de la cuarta transformación; así estamos, cuando, ya se encima la propaganda sobre el cuarto Informe de Gobierno, y nos invaden los mensajes rigoristas: “No somos iguales”.

Muchas veces escucharemos y veremos los mensajes del primer mandatario: “No somos iguales, durante los gobiernos neoliberales, las pensiones jugosas eran para los expresidentes, para los altos funcionarios públicos. Ahora las pensiones son para todos los adultos mayores del país, los ancianos respetables. Aquí están conmigo porque ellos mandan en Palacio Nacional”.

Pensar que los más de 14.5 millones de adultos mayores (que no ancianos, dice mi vecina: “¡anciana tu abuela!”), a quienes para el próximo año se les destinarán poco más de 238 mil 14 millones de pesos para pagarles la pensión estandarte de la 4T, reciban una “pensión jugosa”, dista mucho de serlo.

Saquemos calculadora, si fuera el caso de que todos esos adultos mayores estuvieran cubiertos por este programa de apoyos -solo suponiendo-, les tocaría de poco menos de 16 mil 500 pesos al año. Cifra más seca que la caja de medicinas que les es vital.

Y bueno, qué me dicen de la frase “ancianos respetables”, ni el respetable que le regala sus aplausos y vítores seríamos capaces de clasificar. Cuál es la metodología para encontrar a los “ancianos respetables” y por qué excluir a los que pudieran no serlo. Meollo que de verdad ya me quitó el sueño.

Lo que si estoy segura es que al dormir con esa imagen del Palacio lustroso, en donde sí logró vivir Andrés Manuel López Obrador, con los adultos mayores sentados en una estampa más quieta que un caracol de jardín, podré soñar con que esos mexicanos tuvieron la oportunidad de ser llevados para tomarse la foto en una de esas sillas cuyo costo supera su pensión de un año.

Quizá otros soñarán con datos. Cifras que ya de la pensadilla pasaron a la realidad. Por si estaban con el pendiente para 2023 el Banco de México cambió de parecer, el lugar de pronosticar un crecimiento de 2.3 por ciento, corrige y señala que solo tendremos un producto interno bruto de 1.6 por ciento. Vamos para atrás, a quién le sorprende.

En su informe trimestral, del segundo cuarto de 2022, dado por la designada gobernadora y ex funcionaria de la Secretaría de Hacienda, Victoria Ceja Rodríguez, se explicó que la previsión del crecimiento de la economía para el presente año, se mantiene sin cambio, en 2.2 por ciento, mientras que el pronóstico para el índice de precios se aumentó del 3.4 al 8.1 por ciento.

Bueno aunque en la realidad ya vamos en casi 9 por ciento de inflación, y dicen los banqueros y economistas que llegaremos al 10 por ciento. En fin, mientras no nos convenzan que existen unos “iguales”, pues aquí así andamos.