Compras consolidadas ¿una estrategia fallida?

Cuando inició la presente administración mucho se habló de la estrategia de compras consolidadas, es decir el plan para que una sola dependencia controlara, determinara y administrara los niveles, tipos y modalidades de las compras de gobierno, lo anterior se pensó como una alternativa para reducir los riesgos de corrupción, así como para generar economías de escala.

Para logarlo se designó en primera instancia a la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda, lo cual implicó la creación de una estructura organizacional que se hiciera cargo de las nuevas tareas, así como la adecuación del marco normativo para la adquisición, arrendamiento o la prestación de los productos y servicios.

La operación en la Oficialía Mayor generó cuellos de botella ocasionando que sectores como el sector salud se vieran afectados, ocasionando desabasto, por lo que el gobierno se vio obligado a replantear la estrategia, siendo la Oficina de las Naciones Unidas para la Administración de Proyectos (UNOPS) quien se encargaría de la comprar medicamentos y otros insumos de salud en representación del gobierno de México.

La UNOPS al no estar familiarizado con este tipo de actividades se vio inmerso en un escándalo mediático por financiamientos irregulares, se dijo que sus procedimientos fueron lentos, desordenados y poco transparentes.

Finalmente, a principios de este año, el presidente presentó una propuesta para reubicar las compras consolidadas en la Secretaría de la Función Pública.

Algunos resultados de la puesta en marcha de la estrategia se pueden consultar en el dictamen presentado por la Auditoría Superior de la Federación sobre la revisión de la adquisición consolidada y distribución de medicamentos y material terapéutico realizada en 2019, en él se pueden advertir fallas que se presentaron como, la existencia de debilidades en el control interno respecto a actualización de normatividad, faltantes de documentos por parte de las instituciones públicas participantes en los procedimientos, errores de alcance como omisiones de especificación si se trataba de medicamentos de patente o genéricos, adjudicaciones a participantes sin titularidad de Registro Sanitario, así como la falta de acreditación del supuesto de excepción para adjudicar directamente a proveedores, entre otras observaciones.

Detenernos a analizar cómo se implementó la estrategia, nos da elementos para reconocer en dónde se perdió la oportunidad de responder a tiempo a las distintas necesidades y en qué etapa no hubo control para poder detectar de manera oportuna las desviaciones que se estaban presentando y corregir el rumbo.

Las lecciones aprendidas sin duda fueron muchas, pareciera que de origen hubo un total desconocimiento del proceso de compra, dejando a un lado aspectos relevantes de una estrategia centralizadora de compras como son la posibilidad de una menor capacidad de respuesta, la sobrecarga de responsabilidades para la unidad compradora, la burocracia y las complicaciones logísticas que pudieran surgir, y qué decir de la falta de principios básicos en una compra como son la transparencia y la competencia.

Es importante entender que no basta con migrar de un lugar a otro un procedimiento que presenta problemas de origen, pues con ello no se logrará que los errores desaparezcan.

La función de compras no es una tarea sencilla aún para quienes tienen experiencia y conocen los procesos que conlleva, no solo se trata de tener la capacidad negociadora para conseguir un mejor precio, la unidad centralizadora de compras debe tener conocimiento de planeación y gestión de la demanda, de cuestiones logísticas, saber administrar adecuadamente a los proveedores y contratos, establecer indicadores de desempeño, analizar información entre otras muchas responsabilidades.

Sea quien sea quien realice la función de abastecimiento, debe asegurarse de garantizar el suministro de bienes y servicios de acuerdo a las características que se requieren, hacerlo oportunamente, al menor costo posible y atendiendo en todo momento a la normatividad establecida.

El reto por venir para la Secretaría de la Función Pública es grande, no olvidemos que a través de los Órganos Internos de Control que tiene en las distintas dependencias de la administración pública, se llevan a cabo funciones de fiscalización, puntualmente en procesos adquisitivos, con esta reforma, parece que se ha perdido de vista que al centralizar las compras en esta Secretaría y también mantener sus funciones de fiscalización, se convierte en juez y parte del proceso de suministro, lo que representa sin duda un aumento en el riesgo de corrupción y un conflicto de interés latente.

Comprendamos que la función de compras es un proceso, y por lo tanto puede y debe ser mejorado, no se trata necesariamente de comprar más barato, se trata de comprar con mayor valor.

Sol A. Lara Kock. Consultora, Asesora e Instructora en compras públicas y privadas.

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