Crónica de una vejez millennial

Hace poco fue el día del adulto mayor en México, sector que actualmente representa el 12% de la población en el país y que sabemos enfrenta diversos retos sociales, sanitarios y económicos “asociados a su edad”, derivado de distintos prejuicios y de su invisibilización parte de la sociedad.

Y es que, si nos detenemos a contemplar un momento en este trato que damos a este sector etario, en realidad estamos condenándonos a nosotros mismos, pues ¿alguna vez se han puesto a pensar lo que nos depara a futuras generaciones al llegar a esta edad?

Esta previsión es importante, pues el proceso de envejecimiento de la sociedad está aumentando, de acuerdo con datos del INEGI, actualmente hay 48 personas de 60 años y más por cada 100 niñas y niños con menos de 15 años; no obstante, el Consejo Nacional de Población (Conapo) proyecta que para el 2050 habrá aproximadamente 94 personas adultas mayores por cada 100 jóvenes, es decir, un 24.7% del total de la población de México, lo que lo convertirá en el país de Latinoamérica con mayor proporción de adultos mayores.

Por lo que, en 30 años, un cuarto de la población potencialmente llegará a ser parte de uno de los sectores que históricamente se ha encontrado en situación de vulnerabilidad debido a la discriminación por edad, exclusión de las actividades productivas, e insuficiencia en las prestaciones médicas y laborales.

La esperanza de vida para ese entonces incrementará de 75 a 80 años, además de que el porcentaje de personas adultas mayores dependientes por cada 100 en edad reproductiva aumentará de 10.3 para llegar a 25.7 para 2050. Por lo que lo mejor será llegar a esta edad con una pensión adecuada para el retiro.

Pero aquí los resultados de las estimaciones para el retiro de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) con trabajadores que cotizan al IMSS, de 36 años y menores, arrojan que las pensiones serán en promedio de poco más de 400 mil pesos cuando estos trabajadores lleguen a los 65 años, lo cual no garantizará la cobertura de los años de retiro.

Ante este panorama, la plataforma Adulting (https://adulting.mx/) realizó una encuesta a jóvenes, donde el 43% de los encuestados contestaron que no contar con recursos para el futuro es su principal preocupación; y un 30% teme no poder hacerse de una propiedad nunca.

Este último temor también va creciendo con los años, pues el valor del sector inmobiliario aumenta cada vez más, sin que la mejora en los salarios se refleje, además de que actualmente la tasa de desempleo en los jóvenes es un 60% mayor a la población en general; mientras que el ingreso promedio mensual de la población millennial, de conformidad con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH) 2020 del INEGI, es de 7,251 pesos, menor a la proyectada para la generación X que es de 8,141 pesos.

De ahí que la posibilidad de convertirse en personas adultas mayores pobres debido a las condiciones económicas y laborales actuales que persisten y van aumentando, abriendo la posibilidad a una generación de adultos mayores pobres y sin hogar propio.

Además de lo anterior, también hay que tomar en cuenta otros factores actuales en el ámbito laboral y económico que pintan un panorama no muy alentador para nuestra vejez, como las dificultades para generar antigüedad en los trabajos actuales; no contar con seguridad social; la imposibilidad de ahorro para quienes perciben salarios pequeños; inestabilidad económica; entre otras.

Condiciones que aumentan la posibilidad de que esta pobreza generacional tenga un rostro femenino; pues se estima que para 2050 haya 132 mujeres por cada 100 hombres adultos mayores, aumentando las brechas de género ya existentes.

Sin embargo, a pesar de que muchas de las condiciones de vida que anteriormente se daban por sentado han disminuido, contamos con otras facilidades que podríamos utilizar a nuestro favor para cuando llegue el momento de nuestro retiro, como las inversiones y los afores.

Además, los sectores público y privado deberán prever las condiciones de vida que tendrán que facilitar a este cuarto de la población en 30 años; con la generación de programas de asistencia y políticas públicas que garanticen contar con una vejez digna.

Elizabeth Albarrán Martínez Maestra en Transparencia y Datos Personales por la UDG. Licenciada en Derecho por la UNAM. @EstherAlbarran3 @integridad_AC