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Debacle bursátil, ¿Cómo le afecta a la gente común?
Columnas
El dato
La bolsa de valores de Nueva York cerró este jueves el peor semestre de que se tenga
memoria en décadas. Para dar una idea del desastre bursátil vea usted: el índice S&P500,
el de mayor capitalización en el mundo, cayó 20.57 por ciento, se trata de su mayor
desplome en 52 años, desde 1970 cuando perdió 21 por ciento.
A los otros dos indicadores relevantes de Wall Street no les fue mucho mejor. El Dow Jones
se desplomó 15.3 por ciento y el Nasdaq 29.5 por ciento, en el caso de este último no hay
referencia de un desplome de tal magnitud desde 1962, hace 60 años. Esto es muy grave,
créame.
Es la economía
Wall Street está muy lejos de nosotros y para un amplio porcentaje de la población también
está totalmente alejada de nuestros bolsillos.
Nueva York es una ciudad en la que se concentra el poder financiero global, ese al que
solamente tiene acceso alrededor del 1 por ciento de la población mundial.
Pero, en términos de impacto Nueva York está más cerca de lo que usted considera, está a
su lado, literal.
Lo que sucedió durante el semestre en la bolsa de Nueva York fue un auténtico crash
bursátil, un desplome de magnitudes históricas y lo peor es que no sólo afectó y afectará a
quienes tienen los recursos para invertir en los mercados.
Este crack semestral en la bolsa de valores de Nueva York tiene tras de sí un fétido olor a
recesión económica global, o cuando menos a una gran desaceleración.
Cualquiera de las dos es grave, quizás una más que otra, pero ambas tienen la capacidad
de afectar, ahí sí, al otro 99 por ciento de la población mundial que no es dueña de los
grandes capitales en la bolsa de Nueva York o de alguna otra parte del planeta.
Un factor llmaeo inflación es reflejo directo, lo padecemos todos por igual u dentro de
nuestro miniuniverso personal y/o familiar.
Pero es uno de los más visibles, hay muchos más: desempleo, carestía, inseguridad,
movimientos sociales revolucionarios, desastres ecológicos y un largo etcétera.
Esta caída de Wall Street, este crack o crash bursátil, nos pone muy cerca de un fenómeno
que el mundo vivió hace poco más de 90 años, La Gran Depresión, iniciada en 1929 y
concluida plenamente sólo con el ingreso de Estados Unidos a la segunda guerra mundial
en 1941.
El mundo está atrapado entre una gran inflación no vista en décadas, en el caso de Estados
Unidos por ejemplo es la mayor lectura en 40 años; poco o nulo crecimiento; una guerra que
no tiene para cuándo concluir; cadenas productivas y de suministro diezmadas en el mejor
de los casos, colapsadas en otros más, y también con movimientos políticos que siempre
son una incógnita.
Monse trata de ser pesimistas sino realistas, si antes a la gente común le costaba trabajo
planear sus finanzas, cubrir sus gastos adecuadamente, ahorrar, etcétera, hoy va a ser más
complejo, para no ser tan amarillistas.
Lo que le sucedió a los grandes capitales tiene que hacernos reflexionar porque habrá
consecuencias, ya las hay pero serán peores en caso de seguir la situación tal como hoy
está.
Bienvenidos a una nueva era de crisis, no es que no las hay habido antes, muchas
generaciones no sabemos bien a bien lo que es un periodo de bonanza, pero si antes había
crisis, es probable que ésta sea peor, ojalá no, aunque todo apunta a lo mismo.
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/CR
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