Dos mundos

¿Qué justifica que una persona que ejerza el cargo de presidente municipal, gobernador o presidente construya una obra o no otra? Si bien tenemos en México un diseño institucional que busca que toda obra de infraestructura (construir una carretera, un centro de salud, o una escuela) cumpla con un listado amplio y detallado que justifique su construcción, ampliación, remodelación, o mantenimiento; regularmente son las obras de los tomadores de decisiones las que se priorizan, por encima de todas las demás. En el pasado tuvimos centenares de obras convertidas en verdaderos elefantes blancos. A nivel federal, esta obras poco útiles fueron disminuyendo sustantivamente durante el periodo de la transición democrática (1997-2018), pero se multiplicaron a nivel municipal y estatal. Ahora estamos en el último año de una administración nacional cuyas obras de infraestructura insigna, probablemente jamás serán rentables ni tendrán beneficios sociales.

¿La falta de beneficios sociales de las obras de infraestructura debe preocuparnos a toda la sociedad? ¡Por supuesto! Porque el dinero que se desperdicia, malgasta, roba, o desaparece, no es el dinero del gobierno, es el dinero público al que toda la sociedad contribuimos para que exista, al comprar nuestros alimentos, transportarnos o pagar nuestras cuentas de gas, luz o internet. Hoy tenemos una economía estancada, con ahorros públicos muy disminuídos y una deuda pública creciente. Y al preguntar a personas de distintas actividades y modos de vida, el mensaje es el mismo: el dinero alcanza cada vez para menos.

Pero si el dinero alcanza para menos, ¿las transferencias directas y universales son benéficas para la población? Sí, son paliativos para las personas en condiciones más vulnerables, pero no pueden sustituir un sistema general de cuidados infantiles, gediátricos, psiquiátricos o toxicológicos; que atiendan y cuiden a nuestros adultos mayores, que cada vez serán más, a las persona afectadas con problemas de salud mental o adicciones, que en su dolor y pesar arrastrar no sólo a ellos, sino a sus familiares. En otras palabras, las transferencias directas están diseñadas para ganar votos. Y otro punto importante, estas transferencias también las pagamos con nuestros mismos impuestos.

¿Y por qué digo que vivimos en dos mundos? Porque México volvió al país de “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”. Al concentrar el gobierno más poder en las actividades económicas ha limitado o ahuyentado inversiones que permitirían más y mejores trabajos; y cada vez más el único patrón que no quiebra es el gobierno. Porque mientras continúa la política inquisitorial contra las personas contribuyentes, la economía informal florece, controlada en muchos sectores por la delincuencia organizada. Porque no importa lo que digan la Constitución, las leyes, o los discursos oficiales: la realidad no miente, la realidad es.