Foco de infección e invasión

En plena contingencia sanitaria por el Covid-19 se han instalado, hasta ayer domingo, cinco carpas, en las que por el día hay entre 30 y 50 personas, la mayoría de la tercera edad, en plena calle sin las mínimas medidas de seguridad, para comer, para hacer el día a día, incluso, defecan y orinan en plena vía pública.

Hasta el momento, ni las autoridades de la alcaldía Venustiano Carranza, ni del Gobierno capitalino han resuelto que estas personas, quienes lamentablemente fueron víctimas de un fraude, ya que algunas pagaron de 50 a 100 mil pesos por un departamento, sean retiradas o les exigían que voluntariamente se retiren.

Han establecido, como advirtieron desde el primer día que llegaron cerca de 150 personas que amenazaron con invadir algunos departamentos, un “plantón pacífico”, que no deja de ser intimidatorio para quienes habitan en esta Unidad y literalmente un foco de infección que puede afectar a cientos de personas.

Legalmente, este inmueble ya fue entregado por el Invi desde diciembre través de un padrón y una labor social de más de una década realizada por la organización Carmen Serdán en este predio para que 233 familias lograran obtener el derecho humano, como todos, de contar con una vivienda propia y digna.

Como también digna es la petición de los inconformes, pero que no debe de ser con engaños y bajo presión contra otros ciudadanos que también realizan un esfuerzo para mantener su patrimonio por el que han luchado, según nos cuentan algunos de los vecinos, hasta 14 años para ver realizado este esfuerzo.

Son esos vivales, los que tienen que ser detenidos y procesados legalmente por las autoridades judiciales, una investigación por parte de la Fiscalía General de Justicia debe tener un curso para encontrar a los responsables, ya que nos hemos enterado de que varios departamentos han sido vendidos hasta en tres o cuatro veces.

Si ya hubo una mesa de diálogo entre los defraudados, Invi y Gobierno capitalino y no pudieron comprobar legalmente su posesión es momento de establecer otro tipo de negociación, sin afectar a terceros, sin poner en riesgo la salud pública.

Más cuando, en la última junta celebrada el sábado pasado, se les informó a los defraudados que tienen que poner “mantas y fotografías en las que se muestre el dolor y la pobreza” de quienes exigen una vivienda.

También amagaron con instalar más carpas hasta llegar a 30, ahí la alerta para las autoridades, no se debe permitir que estas concentraciones se conviertan en un riesgo sanitario.