INE 2020: otros retos

Hay que diseñar los escenarios de los primeros procesos federales de reelección legislativa. Si el actual impasse en el Congreso continúa (inclusive resolviéndose), el Consejo General deberá reformar el Reglamento de Elecciones y/o emitir lineamientos o acuerdos para los temas de paridad, precampañas y campañas, financiamiento y fiscalización, y el acceso a medios de comunicación de las y los aspirantes.

Hay que atemperar algunas pulsiones antifederalistas visibles en algunos recovecos del INE, sobre todo en lo relativo a la relación con los institutos y comisiones electorales de las entidades federativas, considerando su viabilidad para el sistema electoral entero y apreciando y respetando sus particularidades, fortalezas y aportaciones, como en fiscalización y educación cívica. Hay que creer más en las instituciones estatales y generar una nueva relación política con ellas en el marco de un federalismo electoral prudencial.

Hay que revisar de nuevo (si, de nuevo) la viabilidad, certeza y seguridad de la urna o boleta electrónica en los procesos electorales y preparar, para enfrentar una emergencia imprevisible como la pandemia, una adecuada discusión y en su caso, preparativos, sobre la votación por internet en territorio nacional.

Hay que preparar el nuevo modelo de financiamiento público y privado de las actividades de los partidos, pues parece inminente la reforma constitucional en esta materia, por lo que el INE debe refinar sus estructuras y procedimientos correspondientes y demandar del Congreso nuevo pronunciamiento normativo sobre el modelo de fiscalización actual.

Hay que reforzar las garantías de precisión, cobertura, actualización y calidad del registro de electores y de la credencial para votar, pero también el control, seguridad y resguardo de los datos personales y biométricos.

Hay que pedirle al Congreso elevar el rango legal e institucional de la Comisión Nacional de Vigilancia; que incorpore, con voto, representantes de CNDH, Inai e Inegi, pero exclusivamente del rango inmediato inferior a los titulares; que la presida un consejero o consejera; y que incentive a los partidos a enviar representantes con suficientes credenciales, capacidades y pericia técnica en la materia.

Hay que volver a discutir y ponderar la educación cívica, que no es atribución exclusiva del INE, como fundamental para la creación de una cultura democrática y participativa y para dar impulso definitivo a la consideración de los y las jóvenes como garantes del futuro político de México. La Enccívica es un extraordinario comienzo, pero cierra en 2023.