La piedra angular de los derechos humanos

Sin información pública accesible, las personas tienen mayores impedimentos para ejercer otros derechos, no solo el de la salud, sino también la educación, la seguridad pública, la justicia, la cultura, entre otros. El derecho a saber es la piedra angular para ejercer los demás derechos humanos. Su relación con la calidad de vida es indiscutible.

La ONU proclamó dicha fecha para visibilizar la relevancia de ese derecho humano; la UNESCO lo hizo en 2015 y ésta, a su vez, se hizo eco de la iniciativa que desde años anteriores diversas organizaciones tomaron en varios países para celebrar ese día el derecho a saber.

Audrey Azoulay, directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), dijo que “el acceso a la información debe considerarse una norma del desarrollo sostenible y un requisito previo para que los países respeten, promuevan y protejan los derechos humanos de todos. A medida que reconstruimos y readaptamos nuestra sociedad a la ‘nueva normalidad’, el derecho a la información debe ser la piedra angular de los esfuerzos encaminados a lograr un futuro más informado y resiliente”.

Alentó a los países que no tienen leyes que garanticen este derecho a que las adopten; quienes ya las tienen, agregó, deben reforzar su garantía. México se sumó a los países con leyes de acceso a la información pública aprovechando el impulso democratizador que dio la alternancia en la presidencia de la República. Las primeras leyes locales y federal se promulgaron en 2002.

Desde entonces nuestro marco legal se ha reformado y crecido exponencialmente. De tener solo el enunciado: “El derecho a la información será garantizado por el Estado” en el artículo sexto constitucional desde 1977 pasamos a tener más de 200 normas, entre leyes generales, federales, estatales, reglamentos, acuerdos, criterios, lineamientos y guías que regulan el ejercicio del derecho a saber frente a los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, organismos autónomos, partidos, sindicatos, fondos y fideicomisos públicos.

Pero el conocimiento social de este derecho ahora sobreregulado es aún minúsculo: la Encuesta Nacional de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales (ENAID), del Inegi en 2016, reveló que 50.6 por ciento de la población adulta de áreas urbanas de 100 mil habitantes o más conocía alguna ley que garantizaba su derecho de acceso a la información. Solo 12.4 por ciento de ellas conocían la ley general o federal de transparencia y apenas 1.7 por ciento sabía que existía una ley estatal.

El desconocimiento de los institutos de transparencia también es un reto para garantizar el derecho a saber, pues 39.5 por ciento identificó al Inai (antes IFAI) y escasamente 0.6 por ciento dijo conocer a su instituto local.

La conmemoración del Día Internacional del Acceso Universal a la Información tiene que reforzar nuestras acciones y esfuerzos para que cada vez más mexicanos sepan que tienen derecho a conocer la información que generan y detentan esos sujetos obligados y que puede facilitarles el ejercicio de otros derechos.

OTRO ANIVERSARIO

El 1 de octubre, ContraRéplica cumplirá su segundo aniversario como medio informativo. Su apuesta por aprovechar las diversas plataformas y canales para llevar sus contenidos a los lectores en forma oportuna ha salido adelante a pesar de las incontables dificultades que ha enfrentado. Por eso es especialmente significativo felicitar el talento, esfuerzo y compromiso de quienes hacen realidad nuestro derecho a la información. Asumimos como algo cotidiano el abrir un periódico, una página de internet o las redes sociales para informarnos, pero detrás de cada una de esas plataformas hay un equipo que se desvive por hacerlo realidad.