Mexicanos necios

De este tamaño es el problema que estamos enfrentando en este momento los mexicanos que vemos como la irresponsabilidad de miles nos está poniendo en riesgo, porque pese a estar en semáforo rojo, en la Ciudad de México siguen abarrotando las calles para comprar frivolidad frente a la muerte. Mexicanos necios.

La celebración navideña se ha desvirtuado desde hace muchos años, la tradición tan bonita que hemos dejado atrás no exige pachangones con bebidas alcohólicas, ni forzosamente el intercambio de regalos o reuniones laborales; se trata de celebrar el nacimiento de Jesús en oración, pero a los mexicanos lo que les importa es la fiesta, la desvelada y el compartir, aun sabiendo que la muerte estará entre ellos.

Como bien me decía mi amiga al enfermarse de Covid-19 y salir en busca de algún hospital no es la solución; primero, porque es precisamente en los nosocomios donde más contagios se dan; segundo, porque qué porcentaje de la población en nuestro país cuenta con los recursos para gastar 250 mil pesos en tratamiento.

Es terriblemente indignante ver que, a pesar del número de contagios, más de un millón 313 mil hasta el momento, y más de 118 mil muertos no entendamos que el virus no es un juego, sino una realidad palpable que puede llevarnos a la muerte aun a los que responsablemente nos cuidamos.

En esta temporada decembrina donde los trabajadores recibieron su aguinaldo están ansiosos por írselo a gastárselo en alguna playa del interior del país o para ir a visitar a sus familiares que viven en otros estados de la República. La central camionera y el aeropuerto lucen prácticamente abarrotados, mientras que en el Centro Histórico y los tianguis y mercados informales están saturados de compradores.

Las autoridades de la Ciudad de México y del Edomex se vieron forzados a declarar el semáforo rojo ante el incremento de contagios de los últimos días; sin embargo, eso no bastará para que las personas ignorantes e irresponsables entiendan que deben permanecer en sus casas y olvidarse, al menos por esta fecha, de hacer fiestas; Dios no exige sacrificios y menos de los que los mexicanos están acostumbrados a hacer: fiestas donde el vino es el rey de la noche.

Durante meses he insistido en la necesidad de que tanto el Gobierno federal como el de la Ciudad de México tomen en serio su papel de responsables de salvaguardar nuestra vida como lo marca la Constitución federal y empezar a poner multas a quien no obedezca las medidas sanitarias. Primero es la vida.