México y el Petróleo

1.- La obsesión ideológica porque PEMEX produzca más, sin importar las condiciones de mercado. Este es un tema muy complejo porque, con un precio de producción promedio por barril de 14 dólares, al que más le convenía el recorte para subir el precio era a México (en marzo y abril hubo ya varios días que la mezcla mexicana se cotizó por debajo del precio de producción) ya que así podíamos haber sacado de mercado el petróleo del los pozos menos rentables. Sin embargo. Decidimos recortar 100 mil de manera arbitraria y sin ningún fundamento técnico.

2.- El habernos aventado el oso de que Rocío Nahle fuera al mercado más especializado del mundo en materia de hidrocarburos a quererlos chamaquear con datos de producción inflados. Sí, aunque esto parezca haber desaparecido de la mayor parte de las crónicas, la titular de SENER llegó a un evento que era prácticamente protocolario con la cimitarra desenvainada ofreciendo hacer el recorte a partir de una plataforma de producción que no fue creíble, lo que provocó que al verse exhibida se saliera de la reunión y regresara, al día siguiente, con la propuesta de los 100 mil barriles de reducción.

3.- El haber aprovechado de manera gandalla que la OPEC Plus no tiene mecanismos de gobernanza y secuestrar la resolución, que a fuerza tenía que ser unánime, por 300 mil barriles que, dada la inactividad que hay por el coronavirus, de cualquier manera es probable que no hubiéramos podido vender sin perder dinero.

4.- Los puntos dos y tres nos hacen ver como negociadores tramposos y poco confiables lo cual, una vez más, abona a la crisis de confianza que ya en 2019 nos costó que la Inversión Fija Bruta cayera -4% respecto a 2018 con sus repercusiones en generación de empleos y crecimiento. Seguir mandando señales de que México no respeta las reglas y viola acuerdos es una muy efectiva manera de alejar a las inversiones, tanto nacionales como extranjeras, lo cual es aún más cuestionables de cara a una crisis como la que sabemos estamos comenzando a enfrentar.

5.- El haber exhibido nuestra dependencia, ahora hasta diplomática a Mr. Trump;

6.- Habernos ganado la enemistad de los principales productores de petróleo del mundo porque, aunque vía fracking Estados Unidos se volvió el mayor productor de petróleo en el mundo es con sólo 18% y le siguen Saudiarabia con 12%, Rusia 11%, Canadá y China con 5%, e Irak e Irán con 4%, así que el bloque árabe en conjunto sigue siendo el que parte el queso.

7.- Por cierto, México sólo aporta alrededor de 2.5% de la producción mundial.

¿Creen que el país esté en condiciones de sostener una guerra de precios con Arabia Saudita sin estos deciden tomar algún tipo de represalias contra el país?

Ahí la dejo, para que puedan pensar y refleccionar.