Morena y los impresentables

Morena ha ido de escándalo en escándalo. La relación de Flores con el líder de la secta NXIUM le costará perder la elección en el estado norteño, ya que la balconeada aspirante cayó a una tercera posición. Aunque defendió a capa y espada a su abanderado en Guerrero, el partido del presidente tuvo que cargar con el descrédito de Félix Salgado Macedonio -acusado de violar al menos a tres mujeres-, quien perdió la candidatura no por un proceso penal que las víctimas merecían, sino por infringir la ley electoral.

Cuando las baterías del Movimiento de Renovación Nacional se enfocaban en desacreditar a los órganos autónomos electorales y se llamaban robados ante la posibilidad de perder las postulaciones para Guerrero y Michoacán, surgió otro escándalo: un legislador federal con pretensiones reeleccionistas fue acusado de abuso y probablemente violación de un menor, a quien ofreció trabajo en su campaña y al que con engaños metió a un hotel.

El poblano Huerta Corona, diputado que pertenece a las Comisiones de Energía y Hacienda y Crédito Público, se amparó en su fuero para evitar ser detenido por la policía, la cual acudió a una petición de auxilio del joven agraviado. Saúl Huerta sabía que contaría con el respaldo de sus pares en el grupo parlamentario. El líder de su bancada, Ignacio Mier, trató de encubrirlo con la desafortunada declaración de que no solicitarían su desafuero, porque la conducta reprobable la había cometido fuera de su horario como legislador.

Prófugo de la justicia y con la petición formal de la Fiscalía capitalina para el juicio de procedencia, ahora si Morena lo separó de sus huestes y tendrá que postular a otro candidato en el distrito de Puebla por el que pensaba reelegirse el justiciable.

Pero no solo han sido los escándalos la desgracia de los morenistas, las últimas resoluciones tanto del INE como del TEPJF fueron un duro golpe a las aspiraciones por retener la mayoría en el Congreso y aumentar su presencia en el mapa electoral del país a través de las gubernaturas. A pesar de sus amenazas y arengas en contra del árbitro electoral, Salgado Macedonio fue sacrificado y se quedó sin cántaro y sin miel, al igual que Raúl Morón en Michoacán. El hasta hoy complaciente Tribunal Electoral ratificó la determinación del INE y negó ambas candidaturas por violación a la ley sobre comicios. Más aún, tampoco en estas votaciones contarán con sobrerrepresentación, mecanismo que en 2018 les permitió adjudicarse 39 diputados más.

Los sondeos de opinión le siguen dando la preferencia a Morena, pero cada día se cierra más el margen y pueden obtener menos gubernaturas de las que piensan y no alcanzarán una mayoría holgada, además de que sus partidos satélites no perderán el registro. Por ello la preocupación del Ejecutivo y sus correligionarios. Saben que sin el control de la Cámara se trunca el proyecto político que pretende trascender el presidente.

A los escándalos y la autonomía del órgano electoral hay que sumar el humor social, abatido por la crisis económica y la pandemia, además del resentimiento feminista que se vio afrentado por la imposición de candidatos como Félix Salgado y por los oídos sordos del gobierno ante los reclamos por la violencia contra las mujeres. Queda mucho a deber Morena, sobre todo por los impresentables.