NIÑOS Y ADOLESCENTES “VIEJOS”

En los últimos días, a raíz de lo sucedido en los juegos olímpicos y la falta de apoyo que recibieron por parte de las autoridades de la CONADE los deportistas mexicanos, mucho se ha hablado de la poca atención que se le ha dado a la educación física en nuestro país. Si bien este magno evento deportivo ha puesto el tema a discusión, debería estar presente de manera permanente, porque hablar de educación física, no solo se trata de formar a atletas de alto rendimiento, que claro, los necesitamos y se requiere crear políticas públicas que desde la escuela formen, detecten, impulsen e incentiven a quienes tengan el potencial físico en cualquier práctica deportiva. Pero de manera particular se trata de cuidar la salud y mejorar la calidad de vida de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes mexicanos.

Calidad de vida, que se ha ido deteriorando en los últimos años y que de manera específica lo observamos,en el aumento de la obesidad infantil, que de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Salud Pública el 37.3 por ciento de la población de 5 a 11 años de edad, en 2022, registró situación de obesidad, en los adolescentes de 12 a 19 años la prevalencia llegó a 41.1 por ciento.

Datos que nos llevan a revisar el estudio que realizó la investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM, Leonor Pérez Martínez y su equipo, en el que detectaron que niñas y niños con obesidad y/o sobrepeso presentan también procesos relacionados con el envejecimiento prematuro.

Los resultados de este estudio, rompen con el paradigma de relacionar el envejecimiento con la edad, ya que solemos pensar que los años determinan el deterioro del cuerpo y el origen de muchas enfermedades que solamente a “los viejos” les da.

Ya que al estudiar a 134 infantes de Morelos, de ocho a 10 años, se observó que “en los varones se detectó obesidad por desorden metabólico, que contribuye al acortamiento de telómeros, que se asocia con adultos de edades avanzadas y con la aparición de enfermedades degenerativas… lo que puede sugerir un envejecimiento celular anticipado en niños con sobrepeso y obesidad”.

Concluyendo que sus telómeros, que son quienes, “mantienen la estabilidad de todo nuestro genoma, y conforme avanza la edad esta zona protectora disminuye, en los infantes se observa un acortamiento que se asocia con un proceso llamado de senescencia”, que es el proceso de envejecimiento de las células hasta que dejan de dividirse, pero no mueren”.

Lo anterior, como consecuencia entre otros puntos, por la nula actividad física y los desbalances energéticos ocasionados por el consumo alto de grasas y azúcares, lo que impacta en varios órganos como: Hígado, páncreas, intestino y cerebro afectando la memoria y aprendizaje.

Ante esto, además de hacer un llamado para poner en alerta a los sistemas de salud para atender la obesidad ya que en edades tempranas ya se pueden estar padeciendo enfermedades crónico-degenerativas, dio la “buena noticia” que el estudio también demostró que niñas y niños con cierto nivel de obesidad, pero que realizaban alguna actividad física, no presentaban acortamiento significativo de telómeros.

Por lo que exhortó a las autoridades educativos a implementar la ejercitación dentro de las escuelas o como algo obligatorio, y se recuerde a los padres de familia su importancia, aconsejando que realizan actividades físicas una hora al día y al hacerlo interactúen con sus pares, estimulen su cerebro y que este produzca sustancias que les haga sentirse felices y/o les ayuden a disminuir el estrés.

Lo descubierto por los investigadores de la UNAM, es un llamado urgente para que la educación física, se vea como una prioridad en nuestra sociedad y en nuestro sistema educativo, porque los infantes y adolescentes no lo deben ser solo de edad, sino sus cuerpos también, porque si no se atiende, tendremos un país de “niños y adolescentes viejos”.

ROSALIA ZEFERINO SALGADO

Asesora en Comunicación Estratégica

e Imagen Pública