Neoabstencionismo

La mejor expresión de descontento contra Morena o la 4T será el abstencionismo. Esto podría arrebatar a estas elecciones su condición histórica o extraordinaria, que algunos quieren imponerle, tal vez para compensar la mala calidad de los candidatos que se habilitan como políticos en todos los partidos y son espontáneos en el ruedo electoral.

Ésta, podría convertirse en una elección intermedia más, donde el desinterés de la población se muestre en la pasividad en las urnas; sin embargo, todo hace suponer que habrá muchos votantes, la capacidad de convocatoria entre lo viejo y lo nuevo, mueve gente.

Lo inédito de la contienda radica en el hecho de que la población se informó, en dos años y medio, cómo se ejercía el poder en el pasado. Supo sobre el ejercicio político, más que en un siglo de noticias manipuladas. Se puede estar a favor de la 4T o no, lo que no quiere el mexicano es regresar al pasado.

Algo que pareciera no advertirse en información sobre el Estado profundo mexicano durante los gobiernos anteriores, donde la sociedad aparente descubrió complicidades. No sólo se destapó la cloaca sino que se desenmascaró una forma de gobierno que la población intuía pero no podía comprobar su existencia, su estilo, su impunidad.

Para quienes no están conformes con la 4T no es opción la actual oposición. Puede ser que encuentren identificación con los nuevos partidos. Si estas alternativas son suficientes para motivar a los mexicanos a votar, van a abstenerse.

La neutralidad no es indiferencia ya lo dijeron por ahí y el abstencionismo, no es sólo pasividad o apatía, hay que darle una lectura profunda, pero nunca les ha parecido el tema merecedor de ser materia de estudio en México ni al INE ni a los ciudadanos democráticos.

Esta situación puede advertirse en las encuestas, cualquiera que sea quien las mande a elaborar, por los vacíos que sigue habiendo sobre intención del voto entre el primer lugar y los demás. Este hueco debe tener una lectura seria. De hecho, en 2018 hubo un desvío de votos importante, es decir un fraude que no cambiaba los resultados, motivo por el cual no se impugnaron, del que tienen conocimiento las autoridades electorales. Casi un millón de votos nunca llegaron a Morena a pesar de ser emitidos a su favor.

Los mexicanos sostienen un inédito desprecio hacia los partidos políticos, en especial los de oposición, sobre todo a los que ejercieron el poder presidencial en algún momento. Los mexicanos que están en desacuerdo con el actual gobierno expresarán su descontento con la abstención, pero no votarán por el pasado, saben que la historia no puede reciclarse menos repetirse. Mostrarán que hay una falta de representatividad social en las alternativas partidistas y preferirán la observación a la participación.