Niños vulnerables en calles de la CDMX

Columnas miércoles 08 de enero de 2020 -

Acaba de pasar el Día de los Reyes Magos, la fecha para agasajar a nuestros niños, pero en el cruce del Eje 1 Norte e Insurgentes, a un lado de Buenavista, hay tres niños, todos menores de 10 años, quizás menos según su apariencia física, que diario los tienen trabajando bajo los rayos del sol, entre el tráfico y entre el humo de los vehículos motorizados que para los niños es más riesgoso porque los metales pesados se concentran más cerca del suelo. Una mujer, tal vez su mamá, de rasgos indígenas, se sienta en las jardineras de la gasolinera que se ubica en la zona, y desde allí los ve.

En la zona del Zócalo hay otro grupo de niño que tocan instrumentos musicales y cantan a todo pulmón. Una señora que los acompaña les pide más potencia cada vez que la voz de los menores se va debilitando.

Ambos casos causan indignación, pero pasan los años y esos niños, y otros que seguro usted ha visto en otros puntos y en plena madrugada, como en Garibaldi, Zona Rosa, en cruceros, en los vagones del Metro, siguen allí. No hay autoridad que se encargue de protegerlos, no hay un número telefónico en donde llamar al DIF o a otra institución para que vayan a investigar qué pasa, a exigir que esos niños no sean explotados, ya sea por ignorancia o pobreza, o agandalle de vaya usted a saber quién.

No están escondidos dentro de algún local, negocio, casa, en campos de las montañas o serranías cultivando droga, como también por desgracia sucede. No, están a plena luz, en lugares públicos, y en extrema vulneración. Y lo que uno se pregunta es que, si no se atienden a estos pequeños que están en plena ciudad, en la capital del país, ¿Cómo se piensa que se puede ayudar a otros de comunidades más alejadas?

El Gobierno de la 4T se preocupa por ayudar a los desprotegidos, a los pobres discapacitados, ancianos, indígenas, madres solteras… sin embargo, hace falta que también se vea a esos niños y niñas que están siendo maltratados, enfermándolos al vivir a la intemperie, exponiéndolos a la lluvia, a los rayos ultravioleta, a la contaminación, a la desnutrición. Si hay un sector más vulnerable que muchos otros, en sin lugar a dudas los infantes. Y también están las nuevas generaciones que no saben si quiera lo que es una casa, pues son nietos o bisnietos de quienes antes eran llamados niños de la calle.

Porque sobre este tema hay mucho discurso, reformas, pero en la realidad, en lo concreto faltan acciones reales, para los temas de protección a la niñez.

Ojalá, ojalá, pronto veamos alguna iniciativa, alguna propuesta, algunas acciones para que cuenten con lugares seguros donde reciban los cuidados, alimentación, recreación y estudios, mientras los adultos con los que viven se dedican a trabajar o a hacer sus actividades.