Pymes en etapa vintage

En un andar circunstancial me topé con una limosina blanca abandonada; una camioneta camper; un gran vehículo que seguramente no circula porque no cuenta con engomados de verificación, con rótulos de Escuela Criminalística “Laboratorio de Criminalidad Escolar”; una accesoria cerrada con un letrero donde se lee (se traspasa tintorería), y una pequeña boutique de ropa de segundo uso y accesorios vintage.

Todo en menos de 30 metros cuadrados entre las calles de Bajío y Acayucan, en la deteriorada y porfiriana Roma Norte de la Alcadía Cuauhtémoc. Escena quizá común en una urbe como la Ciudad de México, pero preocupante si cada uno de esos elementos significa una pequeña o mediana empresa (Pymes), o un olvidado “changarro”.

Cuántos empleos y sustentos significa ese pequeño panorama, cuántas escenas como esa se verán en muchos rincones del país.

El sistema financiero mexicano a incio de ésta década tuvo en la mira a las Pymes, se mostró ávido de captarlas, de impusarlas y desarrollarlas. ¿Ya desdeñó el propósito?

¿Cuánto de los 10 billones 43.4 mil millones de activos que administra la banca en México significan créditos honrosos para las Pymes? La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) también ya olvidó la “área de oportunidad”.

Datos del Inegi revelan que hace dos décadas la columna vertebral de la actividad económica la conformaban 4 millones de micro y pequeñas empresas y 18 años después la composición es casi la misma, 4 millones 170 unidades de este tamaño y complejidad.

Los datos se pueden comparar y referenciar con el crecimiento poblacional, en 2000 eramos casi 100 millones de habitantes, en 2018 ya sumamos 127 millones, aumento que no se equipara al de las pymes.

Los esfueros y proyectos para catapultarlas han sido muchos, desde fondos de inversión bancarios y privados, hasta dependencias gubernamentales para fomentarlas (a las cuales, de voz de sus funcionarios, pocos acudían para ocupar los apoyos por falta de planes financieros).

En un país de Pymes, donde de las más de 5 millones de empresas que existen, no llegan a 100 mil las que son grandes, aquellas con más de 50 empleados en su nómina, la situación es apremiante.

Las pequeñas, con entre 30 y 11 trabajadores, y las microempresas, con 10 o menos empleados representa más de 90 por ciento del total de unidades económicas. Su andar es lento y ya deben caminar.