Quieren magistrados golpistas

El montaje contra la ministra Yasmín Esquivel, que la derecha defendió hasta el paroxismo, tiene mucho de fondo y no puede limitarse al simple sabotaje de una persona afín a la 4T para tratar de impedirle su acceso a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La visión está centrada en la mejor manera de preparar un golpe de Estado blando.

La derecha, que cada una de sus protestas y expresiones se desgarra las vestiduras para que no se identifique las que para ellos son esenciales en su proyecto de golpe, y que se planea desde diferentes aristas de la administración púbica, principalmente en el Poder Judicial.

Los ministros de la Suprema Corte de Justicia siempre habían sido amigos y en muchos casos cómplices de presidentes, gobernadores, y funcionarios de primer nivel. Nadie de los que ahora se desgañitan en tribuna dijeron nada, al contrario, mantenía en silencio cómplice; ahora les surge lo quisquilloso y se entregan a crear toda una fantasía alrededor de un supuesto plagio, en el centro del campo de batalla, que en 22 años de trabajar en el ámbito jurisdiccional no habían advertido.

Utilizaron a nuevos soldados del fascismo como Guillermo Sheridan y otros para descalificar la licenciatura de una ministra, cuando su desempeño ha sido apegado a la ley. De no ser así lo hubieran denunciado hasta la saciedad en los medios convencionales.

Sorprende la incorporación de la UNAM, ahora en manos conservadoras, de la intervención de Guillermo Sheridan marioneta de Enrique Krauze y de los intereses de una élite conservadora, capaz de ser utilizados para un golpe de Estado al estilo de Brasil, Bolivia y Perú.

Desde la más optimista perspectiva de la derecha, el único camino que existe para descarrilar la 4T es a través de un golpe de Estado. Saben que para los próximos seis años no hay posibilidad de ganar nada, al contrario, su evidente forma de gobernar dentro de la deshonestidad los conduce a una derrota electoral.

El fracaso del montaje para descalificar a la ministra Yasmín Esquivel Mossa se muestra con la muerte “inesperada” del abogado que supuestamente fue plagiado en su tesis, y que ahora no puede ni defenderse ni atacar.

La guerra mediática contra la ministra forma parte de un proceso de descarrilamiento de la 4T, para descalificar no sólo una tesis sino un movimiento social ahora en el poder.